Espinacas a la catalana

espinacas a la catalanaAcabo la semana con cocina de TV. Sí, de TV, pero me aclaro: de cocinero de televisión. No es el momento, o sí, de dar mis opiniones sobre todos aquellos famosos cocineros que hacen sus platos en la pequeña pantalla. Hay muchos y para todos los gustos. Me quedo con José Andrés.

No somos demasiados los que preferimos a José Andrés frente a Karlos Arguiñano. Daré mis razones aunque, como todo las personas, cada uno tiene sus partes positivas y sus partes negativas. Repito, es una opinión muy subjetiva (cuál no lo es).
Arguiñano es, con diferencia, el mejor cocinero-comunicador que ha pasado por televisión. Resulta ameno, divertido y hace cocina, generalmente, con ingredientes muy fáciles de encontrar y asequibles. Es estupendo.
José Andrés empezó un poco titubeante, me daba la impresión de que forzaba un poco los comentarios. Eso lo ha mejorado muchísimo, ahora se le ve mucho más seguro, afable y comunicador. Pese a todo, a mí me atrajo desde le primer momento. Empezó presentado productos que desconocía, recetas de otros países, artilugios y productos impensables para mí en otros momentos: termómetro láser, tahine, sifones,… todo eso me resultó muy interesante y atractivo, despertando en mí un interés por aportar a la cocina algo nuevo. Por ejemplo, me gusta mucho la forma que tiene de adaptar platos tradicionales a nuevas situaciones y avances tecnológicos.
¿Qué es lo que más me gusta de sus programas?: Explicaciones al detalle: desde por qué se levantan las claras con un ácido (limón) y por qué la sal no tiene efecto sobre ese proceso; cómo se confita y carameliza; qué es un "desglasado" y cómo se hace; qué temperaturas son más adecuadas para cada cosa y cuál es el resultado en cada caso;… y un largo etcétera. Hay un toque de autenticidad en las recetas que presenta que me lleva a realizarlas: ¡se las come con un invitado al final del programa! ¿Se atrevería a hacer algo que no gustase a los invitados famosos que van apareciendo? El problema: el cambio de horario no se me ajusta demasiado al mío.

Creo que me he vuelto a liar. Bueno, la receta. El sábado (y el domingo) llegamos muy tarde de un medio fin de semana y me vi con la necesidad de hacer algo rápido para cenar. Había espinacas en la nevera: pues unas espinacas a la catalana estilo José Andrés. Como lo realicé con mucha prisa se me pasaron un poco los piñones pero no pasa nada, a mí me gustas tostados.

La Receta

(Casi) tal cual se presenta en el libro "Los fogones de José Andrés".

Aceite de oliva virgen extra (2 cucharadas o más)
1 manzana golden, pelada, descorazonada y cortada en cubitos de medio centímetros. Yo he empleado reineta.
¼ taza de piñones (no tantos)
¼ de taza de pasas negras son pepitas. He empleado unas pasas sultanas.
Sal, a gusto.
300 gr. de espinacas tiernas.

Calentamos el aceite de oliva en un cazo grande o sartén profunda a fuego máximo. Cuando el aceite está muy caliente, se añaden los trozos de manzana, dándole unas vueltas para que se doren por todos los lados. Se hace en muy poco tiempo, menos de un minuto.
Añadimos los piñones y los doramos, no quemados. Deben estar unos 20 segundos. Para evitar que se quemen debemos remover el cazo. Añadimos las pasas, veremos como se van hinchando. Removemos.
Añadimos las espinacas crudas y la sal, salteándolas rápidamente. Ojo, los piñones y la manzana siguen haciéndose, por lo que hay que mezclar para que no se quemen. Cuando estén blandas (a gusto, pero cuidado se hacen muy rápidamente), las retiramos del fuego. El calor residual es suficiente para que siga haciéndose. Rectificamos la sal si fuese necesario y servimos inmediatamente.
Esta última vez se me han quemado un poco los piñones. No problem. Las espinacas es una verdura que se hace muy rápidamente, yo suelo tomarlas salteadas en vez de cocidas, así tienen más sabor.

Harry Haller

Me gusta la cocina, sobre todo las ideas, los preparativos, la creatividad y el proceso. Ver disfrutar a los comensales. Apasionado de los dulces muy dulces y de los salados agridulces con matices de otras tierras. He intentado hacer de la necesidad un placer y así poder disfrutar de esos momentos que la vida nos obliga a ocupar todos los días en torno a una cocina.

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