¡Coconudo!
Perdón por la impertinencia, o no. Está en el diccionario de la RAE, y aunque no lo estuviera. Están los tiempos como para ser políticamente correcto, cansado estoy de esa frase. Seamos buenas personas y las palabras que las lleve el viento. Hoy me he levantado con ganas de ser (algo) malo, de decir que no, de decir “caca, culo, pis”. No lo repetiré, pues es un blog gastronómico y no quiero que se os quiten las cagas de hacer este (riquísimo) postre.
Aquí, “¡carallo!”, es como decir “¡anda!” Es una coletilla que tiene infinidad de acepciones: “me importa un…“ (Bledo), “¡manda…!” (¡Caramba!), “¿Qué… es?” (Cosa), “Romperse el…” (Pegarse un buen golpe, en sentido literal, claro), “¿Dónde… está?” (En qué lugar),…. “Pois iso, ¡manda carallo!”. Si eres mexicano y alrededores, pido mil disculpas, las palabras tienen distinta intensidad dependiendo de la zona. Aquí no hay problema.
Pensando, pensando me he acordado del coco y de lo que le gusta a M. No ha evitado los elogios, con cada prueba, y eso que está deseosa de controlar un poco los instintos gastronómicos pero no ha podido evitarlo. Como yo.
Si os gusta el coco, si no tenéis muy claro qué hacer para este fin de semana, os recomendaría esta receta. No le falta ni le sobra nada, sobre todo “sobra”, porque el chocolate es necesario y el coco que lo cubre también. La base le da consistencia. De prescindir de algún elemento lo haría de la base sablée, aunque en ese caso no pidáis responsabilidades ;-).
Se nota
Se nota que tengo estrés, que no duermo, que necesito actividad. No tengo otro remedio que estar más en casa (no pediré culpables) y las actividades que se me ocurren pasan por un par de sitios. La cocina es uno de ellos. Allí he elaborado bastantes recetas que están pendientes.
Un plato lleva a otro. Que me sobra pasta sablée, pues a elaborar otra receta con esa masa. Esa circunstancia hace que con la nueva recetas me sobren claras, y con el postre de claras me sobra queso, con el queso hago otra y me sobra cebollino. Así hasta que me canse y tenga que desechar algo. Que sea lo mínimo.
He vuelto a descubrir el librito que había ejercido el mini-diario del viaje a Moscú-San Petersburgo-Helsinki-Estocolmo-Copenhague. Lo había apartado por motivos personales (“motivos personales”, lo que te pasa es que tenías miedo a ser demasiado sincero, a decir verdades). Creo que ha llegado el momento de poner un poco de memoria, antes de que sea demasiado tarde y se pierda. Ahí va. Espero no arrepentirme.
San Petersbugo, lunes 16/7/2007
Terremotos
Hasta el día de hoy no había tenido tiempo de escribir unas líneas (el último día había sido el día 13).
El sábado, todavía en Moscú, fue noche de terremoto. Me desperté de madrugada tras un ¿sueño? en el que se había producido uno. Conmigo Sigmud Freud tendría al mejor conejito de indias. Los sueños, más bien pesadillas, de catástrofes han malgastado más de una noche de sueño. Ésta ha sido una más.
El sábado por la noche salimos en dirección a San Petersburgo y, como el check-out debe hacerse antes de las doce del mediodía, tuvimos que quedarnos sin siesta. Andar y andar, sólo las pausas para las comidas.
Tras haber estado todo el día fuera, la noche del sábado al domingo la pasamos en tren (nos proporcionaron el “mejor” medio de transporte, pero no suficiente). Fue una noche de más terremotos, traqueteos permanentes. De dormir nada de nada, y todavía queda el Hermitage (tengo mis razones para preferir escribirlo con “H”), una visita programada. No era la mejor disposición ni el mejor momento para su visita…
Hoy, tras una mañana oscura y casi lluviosa, el sol ha querido que podamos despedirnos alegrándonos la tarde. Ha sido otra cosa.
No escribiré los malos (y peores) momentos del día, siempre provocados por el famoso objetivo… (Llegados a este punto la letra aparece turbada, trabada ante el sueño presente).
Ingredientes
Base, 200 gr. de pâte sablée
(2) En un cuenco batimos la yema con la leche y el aroma. Vertemos sobre la harina. Amasamos rápidamente y los justo para que quede una pasta homogénea. Envolvemos en plástico (film) y dejamos reposar en el frigorífico un mínimo de 30 minutos antes de estirar y cubrir el molde.
Aclaración: esta vez he cubierto el molde previamente. He engrasado y enharinado el molde, estirado la masa entre dos bolsas de congelación, he pinchado toda la superficie con un tenedor y llevado al frigorífico una hora antes de hornear.
(3) Pasado el tiempo, estiramos la masa entre dos bolsas de congelación o plástico transparente. Retiramos una de las partes y extendemos sobre un molde rectangular engrasado y enharinado. Pinchamos toda la superficie con un tenedor para evitar que suba.
(4) Precocido. Cubrimos la pasta con papel de hornear o de aluminio, poniendo unos garbanzos secos o alubias como peso para que no suba. Horneamos durante unos 10-15 minutos a 180º C.
En este postre volverá a hornearse con el relleno.
Relleno
(2) Incorporamos los huevos, uno a uno, mezclando bien en cada adición. No echaremos el siguiente hasta que el anterior esté totalmente incorporado. Debe quedar una pasta homogénea. Podríamos haberlo aromatizado con un poco de ralladura de limón o vainilla, para mi gusto no es necesario.
(3) Ponemos la mezcla sobre la masa sablée prehorneada y cocemos a unos 180º C durante 30 minutos, hasta que esté cocinado y con un tono ligeramente tostado.
Retiramos del horno y pasamos a preparar la cobertura. Dejamos enfriar.
Cobertura (ganache)
(2) Cubrimos la tarta con el espesor de una par de milímetros y espolvoreamos un poco de coco rallado. Cuando esté fría acabamos de espolvorear con más coco rallado y llevamos al frigorífico.
Cortamos en cubitos o forma de barra.
Buenísimos, de verdad de la buena, nada sobra de la receta ni del postre. Ha sido un visto y no visto. El chocolate y la base contrastan con el coco excepcionalmente.
Perdón por la impertinencia, o no. Está en el diccionario de la RAE, y aunque no lo estuviera. Están los tiempos como para ser políticamente correcto, cansado estoy de esa frase. Seamos buenas personas y las palabras que las lleve el viento. Hoy me he levantado con ganas de ser (algo) malo, de decir que no, de decir “caca, culo, pis”. No lo repetiré, pues es un blog gastronómico y no quiero que se os quiten las cagas de hacer este (riquísimo) postre.
Aquí, “¡carallo!”, es como decir “¡anda!” Es una coletilla que tiene infinidad de acepciones: “me importa un…“ (Bledo), “¡manda…!” (¡Caramba!), “¿Qué… es?” (Cosa), “Romperse el…” (Pegarse un buen golpe, en sentido literal, claro), “¿Dónde… está?” (En qué lugar),…. “Pois iso, ¡manda carallo!”. Si eres mexicano y alrededores, pido mil disculpas, las palabras tienen distinta intensidad dependiendo de la zona. Aquí no hay problema.
Pensando, pensando me he acordado del coco y de lo que le gusta a M. No ha evitado los elogios, con cada prueba, y eso que está deseosa de controlar un poco los instintos gastronómicos pero no ha podido evitarlo. Como yo.
Si os gusta el coco, si no tenéis muy claro qué hacer para este fin de semana, os recomendaría esta receta. No le falta ni le sobra nada, sobre todo “sobra”, porque el chocolate es necesario y el coco que lo cubre también. La base le da consistencia. De prescindir de algún elemento lo haría de la base sablée, aunque en ese caso no pidáis responsabilidades ;-).
Se nota
Se nota que tengo estrés, que no duermo, que necesito actividad. No tengo otro remedio que estar más en casa (no pediré culpables) y las actividades que se me ocurren pasan por un par de sitios. La cocina es uno de ellos. Allí he elaborado bastantes recetas que están pendientes.
Un plato lleva a otro. Que me sobra pasta sablée, pues a elaborar otra receta con esa masa. Esa circunstancia hace que con la nueva recetas me sobren claras, y con el postre de claras me sobra queso, con el queso hago otra y me sobra cebollino. Así hasta que me canse y tenga que desechar algo. Que sea lo mínimo.
He vuelto a descubrir el librito que había ejercido el mini-diario del viaje a Moscú-San Petersburgo-Helsinki-Estocolmo-Copenhague. Lo había apartado por motivos personales (“motivos personales”, lo que te pasa es que tenías miedo a ser demasiado sincero, a decir verdades). Creo que ha llegado el momento de poner un poco de memoria, antes de que sea demasiado tarde y se pierda. Ahí va. Espero no arrepentirme.
San Petersbugo, lunes 16/7/2007
Terremotos
Hasta el día de hoy no había tenido tiempo de escribir unas líneas (el último día había sido el día 13).
El sábado, todavía en Moscú, fue noche de terremoto. Me desperté de madrugada tras un ¿sueño? en el que se había producido uno. Conmigo Sigmud Freud tendría al mejor conejito de indias. Los sueños, más bien pesadillas, de catástrofes han malgastado más de una noche de sueño. Ésta ha sido una más.
El sábado por la noche salimos en dirección a San Petersburgo y, como el check-out debe hacerse antes de las doce del mediodía, tuvimos que quedarnos sin siesta. Andar y andar, sólo las pausas para las comidas.
Tras haber estado todo el día fuera, la noche del sábado al domingo la pasamos en tren (nos proporcionaron el “mejor” medio de transporte, pero no suficiente). Fue una noche de más terremotos, traqueteos permanentes. De dormir nada de nada, y todavía queda el Hermitage (tengo mis razones para preferir escribirlo con “H”), una visita programada. No era la mejor disposición ni el mejor momento para su visita…
Hoy, tras una mañana oscura y casi lluviosa, el sol ha querido que podamos despedirnos alegrándonos la tarde. Ha sido otra cosa.
No escribiré los malos (y peores) momentos del día, siempre provocados por el famoso objetivo… (Llegados a este punto la letra aparece turbada, trabada ante el sueño presente).
Ingredientes
Base, 200 gr. de pâte sablée
- 250 gr. de harina de repostería [125 gr.]
- Sal, una pizca
- 125 gr. de mantequilla [63 gr.]
- 70 gr. de azúcar glasé [35 gr.]
- 2 yemas [1 yema]
- 50 ml de leche (o agua) fresquita [25 ml]
- Aroma: un poco de esencia de vainilla. También podría aromatizarse con ralladura de limón o canela en polvo.
(2) En un cuenco batimos la yema con la leche y el aroma. Vertemos sobre la harina. Amasamos rápidamente y los justo para que quede una pasta homogénea. Envolvemos en plástico (film) y dejamos reposar en el frigorífico un mínimo de 30 minutos antes de estirar y cubrir el molde.
Aclaración: esta vez he cubierto el molde previamente. He engrasado y enharinado el molde, estirado la masa entre dos bolsas de congelación, he pinchado toda la superficie con un tenedor y llevado al frigorífico una hora antes de hornear.
(3) Pasado el tiempo, estiramos la masa entre dos bolsas de congelación o plástico transparente. Retiramos una de las partes y extendemos sobre un molde rectangular engrasado y enharinado. Pinchamos toda la superficie con un tenedor para evitar que suba.
(4) Precocido. Cubrimos la pasta con papel de hornear o de aluminio, poniendo unos garbanzos secos o alubias como peso para que no suba. Horneamos durante unos 10-15 minutos a 180º C.
En este postre volverá a hornearse con el relleno.
Relleno
- 150 gr. de coco rallado.
- 150 gr. de azúcar moreno.
- 150 gr. de mantequilla reblandecida.
- 40 gr. de créme fraîche, dos cucharadas.
- 3 huevos enteros.
(2) Incorporamos los huevos, uno a uno, mezclando bien en cada adición. No echaremos el siguiente hasta que el anterior esté totalmente incorporado. Debe quedar una pasta homogénea. Podríamos haberlo aromatizado con un poco de ralladura de limón o vainilla, para mi gusto no es necesario.
(3) Ponemos la mezcla sobre la masa sablée prehorneada y cocemos a unos 180º C durante 30 minutos, hasta que esté cocinado y con un tono ligeramente tostado.
Retiramos del horno y pasamos a preparar la cobertura. Dejamos enfriar.
Cobertura (ganache)
- 150 gr. de chocolate troceado de alto porcentaje de cacao (mínimo de 65%).
- 150 gr. de nata.
- Una nuez de mantequilla (opcional).
- Coco rallado.
(2) Cubrimos la tarta con el espesor de una par de milímetros y espolvoreamos un poco de coco rallado. Cuando esté fría acabamos de espolvorear con más coco rallado y llevamos al frigorífico.
Cortamos en cubitos o forma de barra.
Buenísimos, de verdad de la buena, nada sobra de la receta ni del postre. Ha sido un visto y no visto. El chocolate y la base contrastan con el coco excepcionalmente.
Muy buena pinta tiene. me encanta el coco. Hoy hice la tarta jugosa de manzana. Uhmmmmm, riquísima aunque me salió pequeña. se nota por los ingredientes que pones que soys del "club de dos", bueno el mío es de tres así que mejor. Estuve en nuestra tierra (Boiro) y traje un montón de manzanas de la huerta de mi madre, así que me tocará hacer tartas, salsas para carne, etc.
ResponderEliminarMuchas gracias Harry, eres genial me encanta el blog, me encanta lo que escribes, me encanta lo que sientes. genial todo.
Hooola,ya de vuelta por tu blog.
ResponderEliminar¡¡¡Esa cabeza no para,no me lo puedo creer!!!
Me parece genial que te sinceres,aquí estamos para escucharte,que no es igual que oirte.
Sé que la teoría es fácil,pero,con la práctica se aprende,y con los golpes muucho más.
He recorrido un montón de pueblos de León y Palencia.
Lo que más te marca no es el paisaje(precioso),es la gente,su pasado y su presente.
¡Qué vida tan dura en las montañas!!!Comprendo que los jovenes se vayan.
Los mayores son encantadores,se sientan a tu lado,y te cuentan taantas cosas.Tienes que ponerte en su lugar para poder entenderlas.
Sin agua,luz y carreteras;pateando por caminos,por donde sólo pasaba una persona o con una mula,joder!!!
Cargadiños con lo poco que podían,km y km.
Trabajando todo el puto día¡Diós qué injusticia!!
Sé que han mejorado,pero,aún así,me cabrea.
Nos quejamos de vicio y,nimiedades nos parecen un mundo.
¡Con todo lo que tenemos y queremos más y más!!!Que egoistas somos sin quererlo.
Sabes, lo que me cuesta asimilar es que te dicen que son felices,es su mundo.
No puedo imaginarme allí¡qué duro!
No puedes echar de menos lo que no conoces,no es cierto?
Cómo pudo haber gente tan olvidada?
Esto no es nada ,comparado con lo que ví en lo más alejado del Caurel ,en nuestra tierra,me daban ganas de llorar.
No es posible que pasen estas cosas hoy.
Los políticos son una mierda,nunca creí,ni creeré en ellos.
Bueno,vale de rollo,pero,necesitaba soltarlo.
Me voy a la cama,estoy molida del viaje.
Pronto haré alguna de tus recetillas,mmmm
Besiños y cuídate muuuucho.
Creo que me va sufrir..jejeje..con dieta y mirando estos postres!!
ResponderEliminar..coco y chocolate..que perfecta y sabrosa combinación..y los primeros planos..siempre de infarto!!!
..para que casi se pueda sentir las testuras..jeje..de matricula..seguro..
sere valiente y lo hare para los afortunados..que no estan a dieta..hoy ya no..porque preparé tu flan patissier..ya te diré..seguro un éxito..
San Petesburgo..que envidia..de la mala..jejeje..me encantaria conocerlo..tiene que ser increible..espero que la fortuna me acompañe..y algún dia..pueda tener fotografias alli..y tenga dias en mi diario..que hablen de ella..
gracias..como siempre harry..por compartir..un beso!!
Estoy tan bajo de moral, tan cansado, que ni tengo fuerza para agradecer vuestros comentarios.
ResponderEliminarSólo una cosa: hay cosas que no entiendo ni nunca entenderé, que ni mi razón entenderá, que es mejor no intentar entender.
Hay muchos mundos en éste y, lo peor, es que me haya metido en uno en el que no deseo estar en absoluto.
Cualquier día lo dejo todo y me voy (con compañía, si lo desea) a llevar la vida tranquila que siempre he deseado. Tengo mucho más de lo que necesito y lo que me sobra es una traba para lo importante.
Gracias y muchos besos.
holas!
ResponderEliminardesde hace mucho que sigo tus posts y {disfruto | (cocino&como) } tus recetas, asi que antes que nada: gracias mil.
aqui va una consulta facil:
en esta receta de barritas de coco y choco, al hacer la base, la harina esta repetida:
125 gr. de harina [63 gr.]
sera mantequilla?
animorrr y p'alante,
angels
Gracias, perdona pero estoy de paso. Literalmente.
ResponderEliminarGracias por la ayuda. Sí, es mantequilla. Ahora lo cambio.
Un abrazo.