La historia se repite
No me gusta congelar el pescado. Unos días antes de irnos de viaje María compró varios pescados y un bogavante. En ese instante sólo había una opción, congelar algo. Opté por el bogavante, el marisco congelado suele estar casi igual de bueno.
Después de varios días de viaje y de comidas descompensadas, nada más llegar, pensamos que lo mejor sería preparar algo auténticamente casero, de la tierra. Nos acordamos del bogavante y justo antes de acostarnos lo deje descongelando. Ésta fue nuestra comida del sábado, primer día tras nuestra vuelta. Lo necesitábamos, necesitábamos volver a los sabores de costumbre, delicias del paladar, esos que nunca cansan.
Mi sorpresa fue que el bogavante, como otros crustáceos, no pierde sabor después de ser congelado y, si se hace rápida y herméticamente, los jugos se conservarán mejor. La ventaja añadida para aquellos a los que no nos gusta cortarlo vivo podría ser congelarlo, un muerte lenta y fría.
Un delicioso plato en el que todos los elementos son importantes. Otras veces lo había hecho menos caldoso, esta vez estaba casi para tomar con cuchara, tal y cómo a mí me gusta. Ya hemos pensado en repetir pronto. El caldo de pescado puede hacerse casero o se puede comprar uno bueno ya preparado. No tenía ningún resto de marisco (cabezas) ni pescado blanco (rape,…), he usado un caldo ya preparado y el resultado ha sido riquísimo.
Como ese primer párrafo de nuevo libro, yo tampoco sabía si estaba triste o por qué lloraba. Acabé cansado de tanto reloj. En invierno, cuando trabajaba, todo era más sencillo. No podía dejar de sentirme culpable por desear que una sola tarde al mes ella tuviese que hacer algo en el trabajo, así estaría solo con mi tiempo.
Podría justificarme ante ella. Soy incapaz de poner excusas mayores que las suyas, pues soy consciente de que la importancia de los actos es siempre relativa. Si antes mi tiempo era el suyo, ahora más, tanto que me ha absorbido en absoluto. Esa es una de las razones por las que este verano no he tenido ni tiempo para correr y mi mejor cara externa es mi peor pesadilla interior. Esa es una de las razones (ella lo sabe) por las que no deseaba irme otra vez de viaje, prefería haber descansado tranquilamente en A illa, ir al cine y leer.
Con mucha diferencia, han sido los dos meses de verano que menos he leído, ahora estoy con el tercero, un libro que me ha dado miedo con sólo haber leído el primer párrafo (lo releo una y otra vez hasta encontrar esa media hora necesaria para arrancar de modo definitivo y sin vuelta). Sólo en los largos vuelos o las pausas de playa (mucho menores) he podido leer algo. Muchas veces aparecía un comentario o un acto que me distraía de la lectura.
A muchos les gusta hablar por mí cuando les interesa. Que Pepinho se opone o apoya algo, que si pienso de éste u otro modo. No en mi nombre. Soy dueño de mis palabras y cada coma, cada pausa o cada tono pueden cambiar su significado. No en mi nombre.
¡Cállate de una vez! ¡Qué más quieres que haga! ¡No ahora! ¡Déjame descansar unos minutos a las 12 de la madrugada! “Tienes que hacer la reclamación de lo de la isla,… tienes… “, “a ti el dinero no te importa..., pero si tienes derecho a algo…”, “al final puse la factura a tu nombre y tampoco has solicitado lo de las gafas...”
Ingredientes
Vertemos la cebolla y los dientes de ajo, ambos ingredientes picados finamente. Añadimos el trocito de guindilla en la cantidad a gusto, le echo una puntita del cuchillo. Pochamos a fuego medio hasta que tenga un tono traslúcido. Mientras tanto, rallamos el tomate con un rallado, desechando la piel, y extraemos la pulpa del pimiento choricero raspando por medio de un cuchillo.
(2) Añadimos el azafrán en hebras. El azafrán desprende más aroma al calentarlo/tostarlo (sin grasa), podríamos tostarlo previamente en una sartén antiadherente. Yo uso la propia olla en la que está el sofrito para aromatizarlo, apartando a un lado el sofrito e inclinando la olla mientras añado el azafrán. Vertemos el pimentón, cuidando que no se queme, e inmediatamente el tomate rallado. Incorporamos la pulpa del pimiento choricero y el perejil picadito, le damos unas vueltas y dejamos que se reduzca la salsa.
(3) Cuando se haya reducido subimos el fuego y añadimos el coñac, flameándolo de inmediato para quemar el alcohol. Añadimos el bogavante reservado y el arroz, doramos un poco el arroz para que tome color y no se deshaga. Vertemos el caldo de pescado caliente. Es importante que esté caliente para no romper la cocción. Añadimos (opcionalmente) un poco de colorante (azafrán). Salamos a gusto, sin pasarnos, pues lo caldos y el marisco suelen darle sal. Rectificaremos la sal al final.
Cuando el arroz esté en su punto servimos y comemos de inmediato. Si esperamos (incluso para hacerle unas fotos) es más que probable que se pase. Espero que guste, a nosotros nos ha encantado.
Se me olvidaba, también puede hacerse con centollo, nécoras o buey, por poner otros ejemplos.
[*] El caldo acostumbro a hacerlo con: un puerro, una cebolla, una zanahoria, una hoja de laurel, unos huesos de rape, unas cabezas de langostinos y/o gambas, a veces un poco de colorante (si no lo lleva) o un diente de ajo. Sofrío las verduras en un poco de aceite de oliva virgen, vierto agua mineral, los pescados y lo dejo cocer hasta que le de un hervor. Cuando hierve retiro la espuma (impurezas) de la superficie y lo dejo cocinar un poco más tiempo. Lo retino, lo dejo infusionar y lo cuelo.
No me gusta congelar el pescado. Unos días antes de irnos de viaje María compró varios pescados y un bogavante. En ese instante sólo había una opción, congelar algo. Opté por el bogavante, el marisco congelado suele estar casi igual de bueno.
Después de varios días de viaje y de comidas descompensadas, nada más llegar, pensamos que lo mejor sería preparar algo auténticamente casero, de la tierra. Nos acordamos del bogavante y justo antes de acostarnos lo deje descongelando. Ésta fue nuestra comida del sábado, primer día tras nuestra vuelta. Lo necesitábamos, necesitábamos volver a los sabores de costumbre, delicias del paladar, esos que nunca cansan.
Mi sorpresa fue que el bogavante, como otros crustáceos, no pierde sabor después de ser congelado y, si se hace rápida y herméticamente, los jugos se conservarán mejor. La ventaja añadida para aquellos a los que no nos gusta cortarlo vivo podría ser congelarlo, un muerte lenta y fría.
Un delicioso plato en el que todos los elementos son importantes. Otras veces lo había hecho menos caldoso, esta vez estaba casi para tomar con cuchara, tal y cómo a mí me gusta. Ya hemos pensado en repetir pronto. El caldo de pescado puede hacerse casero o se puede comprar uno bueno ya preparado. No tenía ningún resto de marisco (cabezas) ni pescado blanco (rape,…), he usado un caldo ya preparado y el resultado ha sido riquísimo.
Como ese primer párrafo de nuevo libro, yo tampoco sabía si estaba triste o por qué lloraba. Acabé cansado de tanto reloj. En invierno, cuando trabajaba, todo era más sencillo. No podía dejar de sentirme culpable por desear que una sola tarde al mes ella tuviese que hacer algo en el trabajo, así estaría solo con mi tiempo.
Podría justificarme ante ella. Soy incapaz de poner excusas mayores que las suyas, pues soy consciente de que la importancia de los actos es siempre relativa. Si antes mi tiempo era el suyo, ahora más, tanto que me ha absorbido en absoluto. Esa es una de las razones por las que este verano no he tenido ni tiempo para correr y mi mejor cara externa es mi peor pesadilla interior. Esa es una de las razones (ella lo sabe) por las que no deseaba irme otra vez de viaje, prefería haber descansado tranquilamente en A illa, ir al cine y leer.
Con mucha diferencia, han sido los dos meses de verano que menos he leído, ahora estoy con el tercero, un libro que me ha dado miedo con sólo haber leído el primer párrafo (lo releo una y otra vez hasta encontrar esa media hora necesaria para arrancar de modo definitivo y sin vuelta). Sólo en los largos vuelos o las pausas de playa (mucho menores) he podido leer algo. Muchas veces aparecía un comentario o un acto que me distraía de la lectura.
A muchos les gusta hablar por mí cuando les interesa. Que Pepinho se opone o apoya algo, que si pienso de éste u otro modo. No en mi nombre. Soy dueño de mis palabras y cada coma, cada pausa o cada tono pueden cambiar su significado. No en mi nombre.
¡Cállate de una vez! ¡Qué más quieres que haga! ¡No ahora! ¡Déjame descansar unos minutos a las 12 de la madrugada! “Tienes que hacer la reclamación de lo de la isla,… tienes… “, “a ti el dinero no te importa..., pero si tienes derecho a algo…”, “al final puse la factura a tu nombre y tampoco has solicitado lo de las gafas...”
Ingredientes
- 1 bogavante grande.
- Unos langostinos (opcional). Las cabezas las podemos usar para un fondo de pescado.
- 1 cebolla bien grande (ó 1½ pequeñas).
- 2 dientes de ajos picados finos.
- 1 trocito de pimienta de cayena (guindilla).
- 1 (o algo más) sobrecitos de azafrán en hebras.
- 1 cucharilla de pimentón dulce.
- 1 pimiento choricero deshidratado (lo hidrataremos en agua).
- 2 tomates rallados (pueden ser triturados en lata).
- ~Una cucharada sopera de perejil.
- Unos 25 ml. de brandy.
- 125 gr. de arroz bomba.
- Unos 625 gr de fondo de pescado/marisco [*]. Aproximadamente 4 partes, si lo queremos menos caldoso (perogrullada) le echaremos menor cantidad, unas 2 ½.
- Medio sobre de colorante alimentario (opcional, sólo si nos gusta amarillo).
- Sal.
- Aceite.
Vertemos la cebolla y los dientes de ajo, ambos ingredientes picados finamente. Añadimos el trocito de guindilla en la cantidad a gusto, le echo una puntita del cuchillo. Pochamos a fuego medio hasta que tenga un tono traslúcido. Mientras tanto, rallamos el tomate con un rallado, desechando la piel, y extraemos la pulpa del pimiento choricero raspando por medio de un cuchillo.
(2) Añadimos el azafrán en hebras. El azafrán desprende más aroma al calentarlo/tostarlo (sin grasa), podríamos tostarlo previamente en una sartén antiadherente. Yo uso la propia olla en la que está el sofrito para aromatizarlo, apartando a un lado el sofrito e inclinando la olla mientras añado el azafrán. Vertemos el pimentón, cuidando que no se queme, e inmediatamente el tomate rallado. Incorporamos la pulpa del pimiento choricero y el perejil picadito, le damos unas vueltas y dejamos que se reduzca la salsa.
(3) Cuando se haya reducido subimos el fuego y añadimos el coñac, flameándolo de inmediato para quemar el alcohol. Añadimos el bogavante reservado y el arroz, doramos un poco el arroz para que tome color y no se deshaga. Vertemos el caldo de pescado caliente. Es importante que esté caliente para no romper la cocción. Añadimos (opcionalmente) un poco de colorante (azafrán). Salamos a gusto, sin pasarnos, pues lo caldos y el marisco suelen darle sal. Rectificaremos la sal al final.
Cuando el arroz esté en su punto servimos y comemos de inmediato. Si esperamos (incluso para hacerle unas fotos) es más que probable que se pase. Espero que guste, a nosotros nos ha encantado.
Se me olvidaba, también puede hacerse con centollo, nécoras o buey, por poner otros ejemplos.
[*] El caldo acostumbro a hacerlo con: un puerro, una cebolla, una zanahoria, una hoja de laurel, unos huesos de rape, unas cabezas de langostinos y/o gambas, a veces un poco de colorante (si no lo lleva) o un diente de ajo. Sofrío las verduras en un poco de aceite de oliva virgen, vierto agua mineral, los pescados y lo dejo cocer hasta que le de un hervor. Cuando hierve retiro la espuma (impurezas) de la superficie y lo dejo cocinar un poco más tiempo. Lo retino, lo dejo infusionar y lo cuelo.
Fantástico muy de la tierra, sí señor.
ResponderEliminarHoy no tengo mucho que decir. Me sigues gustando al escribir, al fotografíar, al cocinar y al viajar.
Espero que tus vacaciones empiecen mañana. Al menos que puedas hacer lo que realmente te apetece.
Muac,
Berta
PD. Si tienes algún contacto para la visita de Hawking a Santiago te lo agradecería. Tengo al Pableras rebotado con que quiere ir a conocerlo. Este verano se leyó su novela juvenil en 2 días. A ver cómo me las ingenio para poder meterlo en el Rosalía para la charla. Si no va, le va a dar algo
No sabía nada. Ya me enteraré. Sería más fácil asistir a la charla en la facultad de Física (amigos y ex-compañeros) de la USC que al instituto Rosalía (con los pocos que conozco no me llevo demasiado bien que digamos, problemas de etapa Xunta. preguntaré a algún compañero). Le preguntaré a mi cuñado que es informático del Concello a ver si sabe algo sobre el premio que va a recibir... No sé, seguro que tú tendrás más suerte.
ResponderEliminarApertas.
Ayyy Pepinho que ando como loca y el nene me tiene perdida, que si tengo que ir, que a ver cómo vamos, etc.
ResponderEliminar¿Conoces a Francisco Ares? No sé si preguntándole a él sabrá algo. Es que me come la moral el niño. Es loquito por todo lo de ciencias. Ayer estuvimos recorriendo toda la zona vieja porque quería ver a los del National Geographic Channel que andaban grabando por Stgo. Y nada se los había tragado la tierra. y ahora con Esteban como no lo vea me crucifica. Ayyy esto de ser madre es un sinvivir, jajajaja.
Gracias
Muac,
Berta
Esto me encanta està muy gustoso (tù sabes) o sea delicioso y las fotos de comerselas, me encantan estos guisos, mi mamà tambièn los hace. Yo congelo los camarones y gambas porque o sino en el campo no podriamos tener (no estoy cerca de la playa) pero encuientro que igual son deliciosos, por supuesto el pescado es mejor fresco pero cuando encuentro traigo y tambièn a veces al casero de las verduras tambièn se le puede encargar, es la gracia de vivir en estos lugares màs campestres, trae unas verduras preciosas. Huuyy pepinho me dio hambre y aquì son recien las 18:00 que estès bien. (gerardito llegò con hambre tengo que ver que le invento!) besos, Gloria
ResponderEliminarPepinho, estàs molesto conmigo? me extraña que no me hayas contestado el comentario, tù siempre contestas (hasta los anònimos) y ahora nada,dime que pasa, cariños, Gloria
ResponderEliminarPersona Pepinho si te molestó solamente estaba preocupada porque tu siempre comentas los mensajes, pero lo mio no es un ataque, por cierto que no.te digo esto porque realmente es como hablar sola a veces, perdona cariño. Gloria
ResponderEliminarGran Receta donde las haya, y más aún con el cariño que has puesto en su preparación.
ResponderEliminarEl arroz caldoso con Bogavante es nuestro plato favorito por que el bogavante lo sacamos de su pecera para elaborar este arroz caldoso que debe tomarse con cuchara para poder saborearlo mucho mejor acompañado de un buen vino blanco.
Felicidades por vuestro magnífico blog que contiene recetas muy interesantes y hechas con mucho esmero!.
hola me parece que te ha salido un arroz espectacular, a partir de ahora tienes otro seguido, el día que puedas te pasas por mi blog y me dices que te parece los arroces, venga un saludo.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarEl arroz ¿cuánto tiempo tiene que estar cociéndose?
Saludos
Yo el otru dia hice arroZ caldosu con almejes, salio cojonudu....xDDD
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