Pastel de plátano y chocolate

Más julio

Para mí es lunes. Ayer en A Illa, hoy en casa de mis padres, el martes en Santiago, el miércoles de Santiago a A illa, el viernes a Ferrol. ¿Todavía alguien se pregunta por qué no me gusta julio? Por lo menos ayer estuve un ratito con Martín, ya llevaba un tiempo sin verlo. El fin de semana pasado lo había “visto”, sólo eso. Ni siquiera recuerdo haberme despedido de él.

Si lo prometido es deuda, han dicho que vendrá el buen tiempo, de una vez por todas,… ¡el viernes! Nosotros nos vamos el martes, “martes-viernes”= “un fin de semana bueno”, algo es algo.

La soledad del corredor de fondo

Estoy en el salón de casa de mis padres y, levantando ligeramente la cabeza, descubro algunos de los trofeos de mi época ¿competitiva? Maratones populares, algún trofeo en pista (dónde más disfrutaba) y hasta he visto una placa del campeonato gallego de campo a través de ¡1985!, un crío, benjamín o alevín. La mayoría son de los años 90. Queda lejos, hace mucho que opté por disfrutar del deporte y correr por correr, aunque muy pocos entiendan por qué lo hago. Con la mayoría de edad empecé a entrenar en serio, a dejar de correr “contra” otros para correr “contra” mí mismo.

Running Man

Nacido para correr, que no competir. Es cómo me mejor me siento, corriendo, la carretera, la montaña, la playa frente a mí. Un mundo nuevo y libre.

El primer trofeo, y recuerdo, que tengo es de 1981, los recuerdos son muy vagos. Sólo recuerdo aquel coche cuyo megáfono, en la época en que las fiestas de verano eran otra cosa, aclamaba un eslogan de lo más inocente: “No vea Boiro sin ton ni son, vea Boiro con maratón”. Ni sabía qué era eso de una maratón, porque las llamaban así: maratones, aunque fuesen, como este, de sólo 6 kilómetros.

Recuerdo al que era mi hermano Fran [algún día explicaré ese “era” – dolor –], tres años mayor que yo, riéndose de un renacuajo que se había apuntado a “la carrera”. Todos dudaban de que llegase a la meta. Recuerdo aquellos “Paredes” o “Muro Sport” (marca del árbitro Guruceta Muro) de meradillo, aquel pantalón de deporte que ponía “footing” y su camiseta de tiras a juego. Me dijeron: “corre y no pares” y eso hice, corrí y no paré, cuando me di cuenta estaba en la meta, rodeado de grandullones y Fran todavía no había llegado. Fue la primera mini-alegría que les dio el “trasto” de Pepinho a sus padres: “Pepe sabe correr”. El trofeo, una concha que acabo de levantar, todavía tiene una inscripción en la parte inferior que reza: “inalterable, no limpiar”. Así ha sido, como mi recuerdo, es de los pocos que no se ha oxidado con el tiempo.

Ni por un millón de euros

Ya estoy aquí. Hace unas cuantas horas que empecé este escrito, lo dejé para poder estar en casa a la hora de la comida. Quisiera recordar la agradable visión que he tenido en mi sesión deportiva. En mis carreras por el monte, durante estos últimos años, me he encontrado todo tipo de animales: infinidad de conejos, algún zorro (que aquí llamamos raposos), águilas, caballos, ardillas,… Hoy ha sido el turno de un par de águilas, una sólo unos metros sobre mi cabeza, posada en unos cables telefónicos que cruzaban la vía.
Esas visiones, sensaciones que se tienen en los encuentros con la naturaleza no las cambiaría por (casi) nada. En Kenia tuvimos la oportunidad de ver cazar a un guepardo a pocos metros de nosotros, una experiencia única e inolvidable.

Pastel de plátano

Como ya he dicho alguna que otra vez con ocasión de un pastel de cerezas, los pasteles de fruta son elaboraciones típicamente caseras y ésta no es una excepción. Su aspecto no suele hacer justicia a su sabor. Lo mejor que se puede decir de este postre es que duró, tomado por un comensal y medio, una comida y una cena, no más.

Una recomendación: córtese y tómese bien frío, sobre todo si hace calor ;-). Queda más compacto, realza los sabores, y, en general, tiene un mejor aspecto. Lo corté en caliente.

Ingredientes
  • 80 gr. de mantequilla [40 gr. de mantequilla]
  • 80 gr. de azúcar [40 gr. de azúcar]
  • 2 yemas de huevo [1 yema de huevo]
  • 2 claras de huevo [1 clara]
  • 100 gr. de almendra molida [50 gr. de almendra]
  • 1 cucharada sopera de harina de repostería [1/2 cucharada de harina]
  • 30 ml. de ron [15 ml]
  • 280 gr. de plátanos, troceados.[140 gr. de plátano troceado]
  • 30 gr. trozos de chocolate [15 gr. de trozos de chocolate]
  • Semillas de amapola (opcional)
(1) Preparamos un molde forrando el fondo con papel de hornear. Se bate la mantequilla con el azúcar hasta que quede cremoso.

(2) Añadimos las yemas de huevo una a una, asegurándonos de que queden bien mezcladas antes de añadir la siguiente. Mezclamos bien.

(3) Echamos la harina y la almendra. Mezclamos hasta formar una pasta homogénea. Incorporamos el ron.

(4) Levantamos las claras a punto de nieve con un chorrito de limón y añadimos a la masa anterior de forma envolvente. La mejor forma de hacerlo es echando antes una cucharada para recudir la densidad de la masa y con posterioridad el resto de forma envolvente.

(5) Añadimos los plátanos troceados, mezclamos con cuidado. Echamos sobre el molde, removiendo un poco para se repartan los trozos de plátano por todo el pastel.

(6) Esparcid con tozos de chocolate por encima, presionando un poco para que se introduzcan el la masa. Por último, espolvoreamos con semillas de amapola.

(7) Introducimos en horno precalentado a 175º C durante unos 40 minutos o hasta que adquiera un ligero tono tostado (más que en las fotos). Lo he horneado a menos temperatura y durante más tiempo, quería probar el postre dándole un aspecto tipo flan; considero que queda mejor más tostadito. Siempre igual de rico.

(8) Dejamos enfriar totalmente e introducimos en el frigorífico. Cortamos una vez frío. Mejor de un día para otro, los sabores se homogenizan y realzan, además, se corta con más facilidad.

Podríamos ponerle alguna base de masa quebrada de chocolate, pasta brisée, etc. He puesto su versión más sencilla y menos elaborada. Ésa es la idea, un plato fácil y casero.

Una forma muy agradable de tomar fruta, plato típicamente casero, fácil y resultón.

Bueno, me voy a echar otra carrerita.

Harry Haller

Me gusta la cocina, sobre todo las ideas, los preparativos, la creatividad y el proceso. Ver disfrutar a los comensales. Apasionado de los dulces muy dulces y de los salados agridulces con matices de otras tierras. He intentado hacer de la necesidad un placer y así poder disfrutar de esos momentos que la vida nos obliga a ocupar todos los días en torno a una cocina.

4 comentarios:

  1. Si, ¡¡al fin viene el buen tiempo!!

    Este bizcocho tiene una pinta tremenda, y, sin que sirva de precedente, ¡¡¡tengo todos los ingredientes!!! A ver si me animo a hacerlo esta tarde.

    Disfruta de tu fin de semana largo. Bueno, y de todos los días.

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  2. Sigo fascinada tus recetas,principalmente las dulces. ¡Qué le voy a hacer! Lo que más me gusta y me relaja es la repostería y aquí en tu blog, tengo un buen montón de ideas.

    No sé si ya has venido a Ferrol, para consolarte te diré que hoy, miércoles, empezó a hacer sol, y parece que va a durar unos días.

    Creo que no eres tú solo el que se agobia en vacaciones. Los primeros días cuesta desconectar y además 24 horas continuas con la misma persona ........

    De todas formas que pases un buen verano y disfrutes de tus vacaciones.

    Bicos.

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  3. Muchos besos y gracias.

    No sé ni cómo he podido conectarme...

    +Besos y felices vacaciones a tot@s

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  4. Ayer lo prepare y quedo exquisito, gracias a Dios hice el doble de receta, el único cambio fue que no le puse amapolas. A mis niños les mande de colación para el colegio y llegaron pidiendo mas.
    Lo recomiendo ciento por ciento.

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