Juno
Parecidos razonables
No hace mucho que hice otra tarta de queso y chocolate pero sin sabores añadidos. Aquella llevaba leche consensada y el sabor predominante no era otro que el del chocolate que se derretía en la boca, las circunstancias lo requerían. Ahora todo cambia, pretende ser una tarta más suave de textura y más fuerte en otros sabores (sin ser excesivo).
Sigo teniendo el frigorífico lleno de tarrinas de queso crema, intentaré emplearlas en algo diferente, más allá de las tradicionales tartas de queso. Por el momento ya he empezado hoy preparando una masa muy divertida, y espero que rica, que está esperándome hasta mañana (o pasado) en el frigorífico.
No es una tarta fuerte, es suave y, como siempre, debemos adaptar la cantidad de aromas a nuestros gustos. Si nos gusta el café cargado le echaremos mayor cantidad de café soluble; si nos gustan los licores, nos tomamos una copita entre trozo y trozo; si nos gusta hacer el pino, hacedlo antes, nunca mientras comemos, podría darnos un vuelco en el estómago.
Más cine, por favor
El sábado fue uno de esos días en los que sales del cine con un lavado general, sobre todo moral y empático. Esos días en los que una horita de compras y otra de paseo con los suegros es un pago que estás dispuesto a pagar para disfrutar de esas (casi) dos horas de cine.
La tarde empezó temprano, M desesperada por llevar de paseo a sus padres en el nuevo coche, ellos con pocas ganas, yo con menos. Pepinho comparte asiento trasero, M conduce y su padre ejerce de copiloto. Se ve que siempre M se ha salido con la suya, los lleva por sinuosas carreteras secundarias, ellos quieren volver pero M no. El resultado, tiras y aflojas, mareo del padre y una vuelta a casa más prematura de lo que deseaba M. Entre tanto, yo callado y (malvadamente) “disfrutando” del espectáculo de “veamos quién puede más”. Lo más gracioso fue la demostración caótica de botones que le llevó a conseguir unas temperaturas excesivas que aceleraron el malestar de mi suegro. Los únicos botones que realmente ha querido aprender de forma rápida han sido los de “control de crucero”, todo lo que sea ejercer el mínimo esfuerzo sobre el acelerador le atrae.
¡Qué película!, fresca, divertida y emotiva. Un cajón lleno de realidades, verdades y dolores camuflado en una comedia. La risa y el llanto están separados por fronteras tan vulnerables que se sobrepasan con mucha facilidad en todo momento. Aún viendo la misma película hemos hecho lecturas diferentes, muy diferentes. Hay uno de los personajes, más bien dos, con los que me siento bastante identificado: la forma de ser del adolescente y la postura, indecisión y sometimiento del (pseudo-)adulto. El perfil de M está claro, su personaje es único y su postura ante un nacimiento se plasma al 100% con una personaje de la película. ¿Qué hacer? (¿hay vuelta atrás?).
La recomiendo, más gratificante que cualquier plato que podáis haber comido, tan sincera y abierta como un libro, tan reflexiva que me ha hecho volver a pensar y dar vuelta atrás. Imposible.
La zapatilla
Estaban uno frente a otro a ambos lados de la mesa. La madre gritaba, lo hacía con tanta energía que no podía oír los lloros de su hijo. Con cada movimiento de ella en una dirección él lo repetía en el mismo sentido, de modo que siempre se encontraban enfrentados, el uno frente al otro.
“¡Ven aquí, que no te pego! ¡Ven!”. El niño lloraba, lloraba porque había visto en su madre una rabia incontenible. No sabía por qué se había enfadado, ni qué había hecho mal, sólo sabía que su madre no decía la verdad, que en cuanto se acercase esas palabras quedarían en el olvido. No era la primera vez.
Ya habían dado varias vueltas a la mesa. No había ninguna salida victoriosa, toda acción positiva sólo pospondría la sentencia, era una batalla perdida de antemano. Lloraba por la impotencia, por la rabia de la madre, porque no entendía nada. En el último giro decidió escaparse a su habitación, cerraría la puerta lo más rápido posible antes de que pudiese echarle mano. Llegó, le dio una vuelta a la llave y dejo de ver ese gesto de rabia. Lo que antes eran gritos se convirtieron en alaridos estremecedores.
La puerta empezó a ser golpeada con fuerza, cada vez con más fuerza. La situación no se había calmado lo más mínimo y las palabras las mismas: “Abre la puerta y no te pego. ¡Abreee!”. Las manos rodeaban su cabeza, intentando detener el eco de los golpes de las manos contra la madera. Le dolía esa rabia, ese rencor más que nada. Aún sabiendo lo que le esperaba, abrió la puerta y vio como su madre sostenía en su mano una zapatilla que no volvería a calzar hasta pasados unos cinco o diez minutos. Lo que más le dolió no fueron los golpes ni los moretones, lo que más le dolía eran los gestos de rabia y algo parecido al odio que había visto en aquellos ojos.
El niño tendría unos siete años, no lo recuerda con exactitud. Ahora, ya de mayor, sigue sin saber qué había hecho mal. Sólo recuerda esa rabia y esos gritos, tal vez por eso ahora no puede dejar de sentirse culpable por todo lo que hace, pero sin saber el porqué. Nunca le han dado razones, sólo que eran “otros tiempos”.
Ingredientes
Molde de unos 22,5 cm de diámetro.
(2) Cubrimos la base de un molde desmoldable de unos 22-23 cm de diámetro con papel de hornear. Engrasamos con un poco de margarina y enharinamos, eliminando el exceso de harina que haya podido quedar suelta.
Cubrimos la base con la pasta de galleta, presionando con una cuchara para que quede lisa y uniformemente repartida. Introducimos en el frigorífico mientras preparamos el relleno.
(3) Precalentamos el horno a unos 160º C. Batimos el queso con el azúcar hasta que quede suave, no debemos batir de modo enérgico, sólo para mezclar de modo que no tenga grumos. Añadimos los huevos unos a uno, echando el siguiente cuando el anterior se haya absorbido parcialmente.
(4) Derretimos el chocolate en el microondas o al baño M ;-). Dejamos unos segundos en el microondas, retiramos y volvemos a introducir hasta que veamos que se derrite fácilmente removiendo con una espátula de plástico. Añadimos a la mezcla de queso.
Incorporamos la nata fresca espesa, una pizca de sal, el café con leche (no caliente), y la vainilla. Removemos con cuidado hasta que quede una masa sin grumos y echamos sobre la base. Procedemos a darle un ligero golpe para alisar la superficie.
(5) Introducimos en el horno precalentado a unos 155-165º C con un algo de agua en algún recipiente (flanera, otra bandeja,…), para hacerlo al baño M. Horneamos durante más o menos 50 minutos y, sin abrir la puerta, la dejamos en el horno una o dos horas más. Llevamos al frigorífico durante unas 12 horas, mínimo. Afianza los sabores y la textura.
Tomamos sola o con un poco de nata, por ejemplo. Para amantes del chocolate y aquellos que no tengan ningún reparo con el café (ligero).
Parecidos razonables
No hace mucho que hice otra tarta de queso y chocolate pero sin sabores añadidos. Aquella llevaba leche consensada y el sabor predominante no era otro que el del chocolate que se derretía en la boca, las circunstancias lo requerían. Ahora todo cambia, pretende ser una tarta más suave de textura y más fuerte en otros sabores (sin ser excesivo).
Sigo teniendo el frigorífico lleno de tarrinas de queso crema, intentaré emplearlas en algo diferente, más allá de las tradicionales tartas de queso. Por el momento ya he empezado hoy preparando una masa muy divertida, y espero que rica, que está esperándome hasta mañana (o pasado) en el frigorífico.
No es una tarta fuerte, es suave y, como siempre, debemos adaptar la cantidad de aromas a nuestros gustos. Si nos gusta el café cargado le echaremos mayor cantidad de café soluble; si nos gustan los licores, nos tomamos una copita entre trozo y trozo; si nos gusta hacer el pino, hacedlo antes, nunca mientras comemos, podría darnos un vuelco en el estómago.
Más cine, por favor
El sábado fue uno de esos días en los que sales del cine con un lavado general, sobre todo moral y empático. Esos días en los que una horita de compras y otra de paseo con los suegros es un pago que estás dispuesto a pagar para disfrutar de esas (casi) dos horas de cine.
La tarde empezó temprano, M desesperada por llevar de paseo a sus padres en el nuevo coche, ellos con pocas ganas, yo con menos. Pepinho comparte asiento trasero, M conduce y su padre ejerce de copiloto. Se ve que siempre M se ha salido con la suya, los lleva por sinuosas carreteras secundarias, ellos quieren volver pero M no. El resultado, tiras y aflojas, mareo del padre y una vuelta a casa más prematura de lo que deseaba M. Entre tanto, yo callado y (malvadamente) “disfrutando” del espectáculo de “veamos quién puede más”. Lo más gracioso fue la demostración caótica de botones que le llevó a conseguir unas temperaturas excesivas que aceleraron el malestar de mi suegro. Los únicos botones que realmente ha querido aprender de forma rápida han sido los de “control de crucero”, todo lo que sea ejercer el mínimo esfuerzo sobre el acelerador le atrae.
¡Qué película!, fresca, divertida y emotiva. Un cajón lleno de realidades, verdades y dolores camuflado en una comedia. La risa y el llanto están separados por fronteras tan vulnerables que se sobrepasan con mucha facilidad en todo momento. Aún viendo la misma película hemos hecho lecturas diferentes, muy diferentes. Hay uno de los personajes, más bien dos, con los que me siento bastante identificado: la forma de ser del adolescente y la postura, indecisión y sometimiento del (pseudo-)adulto. El perfil de M está claro, su personaje es único y su postura ante un nacimiento se plasma al 100% con una personaje de la película. ¿Qué hacer? (¿hay vuelta atrás?).
La recomiendo, más gratificante que cualquier plato que podáis haber comido, tan sincera y abierta como un libro, tan reflexiva que me ha hecho volver a pensar y dar vuelta atrás. Imposible.
La zapatilla
Estaban uno frente a otro a ambos lados de la mesa. La madre gritaba, lo hacía con tanta energía que no podía oír los lloros de su hijo. Con cada movimiento de ella en una dirección él lo repetía en el mismo sentido, de modo que siempre se encontraban enfrentados, el uno frente al otro.
“¡Ven aquí, que no te pego! ¡Ven!”. El niño lloraba, lloraba porque había visto en su madre una rabia incontenible. No sabía por qué se había enfadado, ni qué había hecho mal, sólo sabía que su madre no decía la verdad, que en cuanto se acercase esas palabras quedarían en el olvido. No era la primera vez.
Ya habían dado varias vueltas a la mesa. No había ninguna salida victoriosa, toda acción positiva sólo pospondría la sentencia, era una batalla perdida de antemano. Lloraba por la impotencia, por la rabia de la madre, porque no entendía nada. En el último giro decidió escaparse a su habitación, cerraría la puerta lo más rápido posible antes de que pudiese echarle mano. Llegó, le dio una vuelta a la llave y dejo de ver ese gesto de rabia. Lo que antes eran gritos se convirtieron en alaridos estremecedores.
La puerta empezó a ser golpeada con fuerza, cada vez con más fuerza. La situación no se había calmado lo más mínimo y las palabras las mismas: “Abre la puerta y no te pego. ¡Abreee!”. Las manos rodeaban su cabeza, intentando detener el eco de los golpes de las manos contra la madera. Le dolía esa rabia, ese rencor más que nada. Aún sabiendo lo que le esperaba, abrió la puerta y vio como su madre sostenía en su mano una zapatilla que no volvería a calzar hasta pasados unos cinco o diez minutos. Lo que más le dolió no fueron los golpes ni los moretones, lo que más le dolía eran los gestos de rabia y algo parecido al odio que había visto en aquellos ojos.
El niño tendría unos siete años, no lo recuerda con exactitud. Ahora, ya de mayor, sigue sin saber qué había hecho mal. Sólo recuerda esa rabia y esos gritos, tal vez por eso ahora no puede dejar de sentirse culpable por todo lo que hace, pero sin saber el porqué. Nunca le han dado razones, sólo que eran “otros tiempos”.
Ingredientes
Molde de unos 22,5 cm de diámetro.
- 500 gr. de queso crema (tipo Philadelphia).
- 150 gr. de azúcar.
- 2 huevos grandes (130 gr. aprox.)
- 120 gr. de chocolate con 60% de cacao.
- 185 gr. de nata fresca espesa (crème fraîche).
- Un poco de sal, menos de ¼ de cucharilla.
- 1+ ½ (ó 2) cucharillas de café soluble disuelto en 45 ml. de leche.
- 45 ml. de licor de café ó 50 ml de crema de güisqui. Si te gusta el café usa el primero.
- 10 ml. de extracto de vainilla.
- 200-220 gr. de galletas de chocolate.
- 25 gr. de azúcar.
- ¼ cucharilla de canela molida.
- 50 gr. de mantequilla fundida, la justa para ligar la galleta.
(2) Cubrimos la base de un molde desmoldable de unos 22-23 cm de diámetro con papel de hornear. Engrasamos con un poco de margarina y enharinamos, eliminando el exceso de harina que haya podido quedar suelta.
Cubrimos la base con la pasta de galleta, presionando con una cuchara para que quede lisa y uniformemente repartida. Introducimos en el frigorífico mientras preparamos el relleno.
(3) Precalentamos el horno a unos 160º C. Batimos el queso con el azúcar hasta que quede suave, no debemos batir de modo enérgico, sólo para mezclar de modo que no tenga grumos. Añadimos los huevos unos a uno, echando el siguiente cuando el anterior se haya absorbido parcialmente.
(4) Derretimos el chocolate en el microondas o al baño M ;-). Dejamos unos segundos en el microondas, retiramos y volvemos a introducir hasta que veamos que se derrite fácilmente removiendo con una espátula de plástico. Añadimos a la mezcla de queso.
Incorporamos la nata fresca espesa, una pizca de sal, el café con leche (no caliente), y la vainilla. Removemos con cuidado hasta que quede una masa sin grumos y echamos sobre la base. Procedemos a darle un ligero golpe para alisar la superficie.
(5) Introducimos en el horno precalentado a unos 155-165º C con un algo de agua en algún recipiente (flanera, otra bandeja,…), para hacerlo al baño M. Horneamos durante más o menos 50 minutos y, sin abrir la puerta, la dejamos en el horno una o dos horas más. Llevamos al frigorífico durante unas 12 horas, mínimo. Afianza los sabores y la textura.
Tomamos sola o con un poco de nata, por ejemplo. Para amantes del chocolate y aquellos que no tengan ningún reparo con el café (ligero).
Hay pocas cosas que me dan miedo, muy pocas, pero hay una de ellas del cual no es tan injustificado mi temor: los suegros.
ResponderEliminarLos míos son una mezcla de mi marido, pero no son mi marido, son buenas personas pero no me gustaría verlos muy seguido, afortunadamente viven en Alicante; me dan miedo porque tenemos una forma muy distinta de ver las cosas, porque no quisiera ofenderles, o que mi marido piense o sienta que los ofendo, en fin hay muchas razones por las que me dan miedo mis suegros, lo peor del caso es que sé que la cosa es de la misma manera para mi marido, le dan miedo sus suegros...
Una tarta perfecta para espantar miedos, pasados y futuros, de infancia, juventud y vejez, de cosas incomprendidas y futuras incomprensiones, una mezcla de cacao y café es perfecta para las reconciliaciones, sobre todo para reconciliarnos con nosotros mismo, gracias, creo que necesito un poco de ella en estos momentos...
bicos!
Uuuffff...qué pinta más buena!creo que sería imposible resistirme a un trozo, jeje.
ResponderEliminarLa peli de la que hablas no será "El amor en los tiempos del cólera"?, suposiciones...
Me has hecho reír con la "parodia del paseo en el coche nuevo" pi pi pi, jaja. Me has recordado a los viajes con mi novio y mi cuñada en el coche, yo callo y por dentro río.
Besos
MJ.
¡Qué delicia! Felicidades de nuevo, Harry.
ResponderEliminarMe parece que no eres muy amigo de premios, de estos en cadena, pero es que cuando a una se los dan y los ha de repartir, no puedo evitar tenerte presente.
Aquí lo tienes www.canelaychocolate.blogspot.com
Saludos,
canela
esto es un deleite al paladar y se ve tan ligero jaja que rico.
ResponderEliminarCon tu permiso copio la receta.
olga
No suegros no, no puedo, superan mi capacidad de razonamiento, No debo ni puedo.
ResponderEliminarNo gracias.
Si a esa tarta, cafe y cacao, dos casaderos esenciales para el placer.
MMM formidable tarta y no menos narrativa la tarde. pero al igual que con los suegros (por ceirto la palabra suena a molestia, a dolor, a incomodidad "te han salido unos suegros") mi estomago no esta ahora para estos dulces placeres,,, pero gracias por todo.
yo hago esta misma pero sin el cafe, ya me imagino el sabor, aunque no lo niego, preferiria usar el licor de cafe, no he visto juno, tratare de verla y lamentablemente no eran otros tiempos, en otros paises es el pan de cada dia, triste no ? salu2 Patty ;)
ResponderEliminarhttp://img292.imageshack.us/my.php?image=pays3uf2.jpg
ResponderEliminarEste es el que hago, solo que yo pongo 100 gramos de chocolate y pues ya decoro con dulce de leche, nuez y minikisses, salu2 de nuevo :P Patty
Hola, ¡tanto tiempo!
ResponderEliminarEn primer lugar pido disculpas, pues he estado (y sigo) muy liado, mañana hay unos alumnos que desearía no lo pasasen mal en un examen, pero por desgracia me temo lo peor.
Mis suegros están en mis antípodas en todos los aspectos: forma de ser, pensamiento, ideología, costumbres, expectativas de la vida… Eso provoca un choque frontal que no está superado del todo. No pido que me entiendan, sólo que respeten mi forma de ser.
Como muchas otras veces, necesitaba chocolate.
“Oro parece, plátano es” ;-), el título de la película preside el encabezamiento de la receta. Esas situaciones no sólo pasan en el coche, también ocurren en aquellos momentos en los que me encuentro de espectador de situaciones, a veces comprometidas, de lo cotidiano.
¡Gracias por el “premio”!. ¡Os (te) lo agradezco de corazón!, me hace sentir algo valorado. Sólo que no soy demasiado partidario de seguir esa cadena por tres razones: (1) tener que juzgar y presentar mis premiados, (2) el tiempo y, sobre todo, (3) la oscura finalidad en la mayoría de los casos. La finalidad de estos premios no es más que subir en el “ranking” de Google. Cuantas más páginas te enlazan más subes, y cuanto más cerca de “la raíz” estés más enlaces tendrás. Es una estructura típicamente piramidal.
No tengo ninguna intención en aparecer en la primera página de Google cuando alguien busque: “el tío más colgado del universo” (aunque lo sea) o “cocochas de esturión en salsa rosa con reducción de setas hidrogenadas”. Por otro lado, lo que muchos no saben es que la mejor forma de que un Web aparezca en las primeras posiciones no es otra que hacer un Web interesante y con contenido (que no es el caso), lo demás les vendrá dado. De todos modos, ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! Me hace sentir relativamente importante.
Podéis “copiar” lo que queráis. Es curioso como en los foros al hecho de tomar nota de una receta se le llame “copiar”. Prefiero “adaptar”, “ajustar a mis gustos”,… Ya quisiera yo poder “copiar” (literalmente) las recetas de Pedro Hermé u otros amigos, las leo, las curioseo, las adapto y hago lo que puedo ;-). Gracias.
Mi estómago nunca suele estar para “suegros”. Para postres casi siempre.
Patty. Otros tiempos en una “Galicia” muy cercana, como”Star Wars”. Lo que tú haces tiene una pinta estupenda. Ya sabes, yo soy muy chocolatero. Como diría Juan Ramón Jiménez: “Chocolatero y yo”.
Besos a tod@s.
Querido Harry:
ResponderEliminarEn mi caso hay dos momentos de esos de "miedo". Uno por no querer peinarme, (ese pelo largo que tenia entonces), y otro haber tardado demasiado al salir del colegio (hoy estaria solucionado con eso de los mobiles). Los dos con el mismo resultado de gritos y reproches, pero sobretodo gritos. Hay uno que me sigue doliendo mas que el otro, en su momento no lo entendi. Despues, con el paso de los años me di cuenta de la reaccion y el porque. Sigo creyendo que se pueden hacer las cosas de diferente manera. Como dices eran otros tiempos.
Con respecto a tus postres, tras probar una de tus tartas de manzana , que no duro mucho, espero ponerne manos a la obra con una como esta. No puedo pasar sin cafe el dia, y esta es una combinacion estupenda.
Aunque tengamos nubes, a ratitos veo trocitos de cielo azul.
Gracias por seguir.....
Hola Pepinho!,
ResponderEliminareste fin de semana he hecho la tarta de queso con chocolate fundente y tengo que decir que está muuuuuuy rica. Tal vez a mí me gustan las tartas de queso menos densas, más tipo la New York, pero aún así casi que me la estoy comiendo yo entera.
Ahora tengo una petición, ¿podrías colgar una receta de tiramisú? Es que he buscado por la red y veo tantas diferentes que ahora no sé cual hacer.
Saludos y gracias por lo del agua de azahar.
Hola,
ResponderEliminarMientras hay por aquí un grupo de personas desesperadas examinándose, aprovecho para comentar algo.
Mis momentos eran muchos, pero sigo sin recordar un solo motivo ni entender nada. Hace poco surgió un tema con mi padre y me dijo que una vez (la más cruel) había sido por “meterme con mi hermano” ¡3 años mayor que yo! O era un Terminator o un marqués de Sade en potencia. Tal vez una combinación de ambas cosas.
Después de varios años sólo he encontrado una razón: incomprensión, y creo que no por mi parte, yo era el niño. Sigo viendo las cosas de la misma manera.
Para mí nunca serán otros tiempos, la frase ha perdido su significado. Es la mejor justificación que se les puede ocurrir a los que se cobijan en el entorno y las circunstancias para hacer atrocidades. No me refiero a mis padres, me refiero a los que han quedado impunes tras cometer todo tipo de crímenes o aberraciones en períodos de dictadura, por ejemplo. Nunca será otros tiempos para sus víctimas. Para mí tampoco.
En la tarta de chocolate fundente, como en ésta, la cantidad de chocolate es estimativa. Si queremos potenciar el sabor del queso debemos disminuir la cantidad de chocolate. En este caso verás que la cantidad de chocolate indicada es bastante inferior que en la predecesora. Si deseamos una ”tarta de queso con chocolate”, no una de “chocolate con queso”, pondremos menor cantidad.
A mi parecer, ésta es más equilibrada y con más sabores, tal y como creo haber insinuado en la receta.
En cuanto al Tiramisú lo he hecho con relativa frecuencia. Pronto caerá, pero habrá que esperar un poco. Yo lo prefiero con nata, aunque los que se dicen “puristas” sólo emplean claras. El tiramisú es un postre muy actual y usar nata no es para nada una aberración, que se lo digan a Paco Torreblanca o a Pedro Hermé, por ejemplo.
Si tienes prisa puedes buscar la receta que hizo José Andrés en televisión, la encontrarás fácilmente buscando en Google. Está relativamente bien, aunque le falta un poco de consistencia a la crema de mascarpone, que se solventa añadiéndole un poco de gelatina hidratada y disuelta en un poco de nata templada.
Besazos!
Buenos días Pepinho!!!
ResponderEliminarEsta tarta va a caer este fin de semana!
Una pregunta sólo, y perdón por mi incultura culinaria: de dónde saco el licor de cafe? Tiene algún nombre concreto?
Graciaaaaas!
Un abrazo,
- Nina -
Hola Pepinho. ¿Ya has vigilado con las chuletas? Ya veo que, como yo, sacas un ratito de debajo de las piedras. Muy bien! Y muy bien (me pondré un notable, va) el cómo me quedó anoche la tarta de chocolate blanco con almendras y frambuesas (las encontré congeladas), que me está esperando ahora en casa con los brazos abiertos, bueno, con la boca, dado que con el cortecillo que le hice para probarla (no me pude estar, y eso que era casi medianoche y ya había postreado) quedó como un Pacman, boquiabierto... Madre mía, ese bizcocho está de muerte lenta!!! Y el crujientito que le da por encima el merengue...! :·0 Una delicía, y eso que hice algunos pequeños y obligados retoques: no tenía naranja, pero sí aroma natural de ídem, le tiré unas gotas al azúcar y creo que le dió el toque esperado. Así por fin lo he estrenado (el aroma). Un día que encontré en Andorra un súper donde tenían todo este tipo de cosa, me hice con ellas, y estaban en mi caja mágica, que L llama de Quimicefa. :·)))
ResponderEliminarEl otro retoque es que tenía ganas de estrenar una levadura de vainilla que ayer encontré en una tienda de gourmet italiana, y aunque la receta no llevaba levadura, le puse un par de gramos. Es que olía de bien! Total, que me voy a por ello ahora mismo, después de unos canelones de espinacas que también hice anoche mientras se horneaba la tarta.
Bon profit!!! I tant!!!!
Muchas gracias, muchos abrazos y mucho tiempo, que es lo que más quieres, no?
Rosita.
jajajaja : ¡Protesto energícamente a quien se mete con los suegros!: algún día lo seréis y veréis que no es nada fácil "aceptar" a ese/a pedazo de mostrenco que se ha llevado a tu hijo/a.
ResponderEliminarYo, que soy suegra, se de lo que hablo. Naturalmente que hay especímenes para meter entre rejas, pero pueden ser padres, hermanos, hijos, amigos, esposos, y suegros también. Joé, que mala fama y sin motivo, en general, la mayoría de las veces.
El problema es generacional y es el mismo que se puede tener con los padres o con los hijos añadiendo, además, que se trata de gente "ajena" a nosostros en cuanto a educación, modus vivendi, et., etc., etc.
Del mismo modo que no se puede escoger a los padres o a los hijos, tampoco se pueden escoger a los suegros, pero van en el paquete cuando nos emparejamos, así que un poco de paciencia y comprensión, caramba¡¡. .))))))
Isabel - LA OTRA
www.sopasyletras.com
Pues me pones en un aprieto, por aquí casi todo el mundo lo hace casero con agua de orujo. Sin duda, puede encontrarse en un buen supermercado en la zona de licores, supongo. Su nombre (aquí por lo menos) es ”licor de café” o “licor café”.
ResponderEliminarRosita, por lo menos tú me has creído. A mí la tarta de choco blanco, almendra y frambuesa me ha parecido de los mejores postres hechos últimamente. Los cambios me han parecido muy buenos, tal vez la levadura sea un tema de gustos (el chocolate lo prefiero algo compacto). Estupendo.
La otra. Se nota que eres suegra. A mí, para ser suegro me falta: (1) tener un/una hij@ (pse…) (2) Que mi hiij@ se case (pse…) (3) Que yo viva para contarlo (difícil!!!!).
Te comprendemos, eso sí. Seguro que serías una buena suegra, de armas tomar, pero una buena suegra, con la verdad por delante, como a mí me gustan.
Besos.
Qué blog más fantástico. Enhorabuena. Pienso probar alguna de tus recetas y "personalizarla" con tu permiso, luego la subo a mi blog y te la dedico.
ResponderEliminarhttp://horneandoaciegas.blogspot.com/
Ummm, se me hace la boca agua con esas peazo de fotos.
Marta
hice la tarta y esta bueisima me encanto espero que sigas subiendo mas recetas porque todas se ven deliciosas Saludos Mile
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarLa tarta perfecta, pero la imagen del niño sufriendo, intentando escapar de la regañina, de los gritos.....de la zapatilla, del no entender nada..................Espero quitarme esa imagen de la cabeza ya mismo, o me habrás destrozado la tarde.
ResponderEliminarGracias por la receta.
No entendi, la torta se cocina a Baño Maria? O simplemente agregamos una bandeja con agua dentro del horno para humidificar ?
ResponderEliminarLa iba a colocar en un molde desmontable y si la pongo dentro de otro me da miedo que le entre agua ... Se ve riquisima!
Perdona por las prisas. Es un milagro aparecer por aquí....
ResponderEliminarLo importante es que haya humedad en el horno, vapor de agua para que se haga de modo homogéneo. Cualquiera de las dos opciones es buena.
Un saludo