Hojaldre con chocolate

Foto: pinchado el hojaldre con un tenedor, horneado y cortado en horizontal. Relleno de crema pastelera, con cobertura de chocolate y azĂșcar glasĂ©.

Un clĂĄsico renovado: 3ÂȘ parte. Los hermanos Karamazov.

Siempre que pienso en un texto extenso pienso en ese libro. Tal vez porque fue de las primeras “lecturas optativas”, allĂĄ por los catorce años. Hablo de tiempo, no de espacio. Ese libro valĂ­a por dos; si lo leĂ­as tenĂ­as el “derecho” a leer uno menos. No lo hice, me enganchĂł, aunque despuĂ©s hiciese “trampa” y me hubiese leĂ­do uno muy pequeñito: “San Manuel Bueno, mĂĄrtir” ;-)… y me gustĂł. Reminiscencias pasadas, supongo.

Esta receta es larga, no por compleja, sí porque he querido, por una vez, intentar dejar atados casi todos los cabos. Que haya los mínimos errores posibles. El secreto de la elaboración del hojaldre radica en los pequeños detalles, la receta, por lo demås, es muy sencilla.

Ya habĂ­a puesto una receta para elaborar el hojaldre (clĂĄsico) pero he querido aprovechar la “semana de clĂĄsicos” para precisar algo mĂĄs y presentar otra versiĂłn de esta masa.

La versiĂłn de cacao es adecuada para platos dulces, en especial aquellos que lleven cremas (milhojas, canutillos,) o chocolate (palmeritas, tartas,…), por supuesto. La imaginaciĂłn pone el lĂ­mite.

Foto: hojaldre estirado antes de hornear, pinchar y cortar en horizontal (no necesario).

Por qué me gustan los clåsicos

Tal vez por el tipo de educaciĂłn, de la que al final he renegado y echo pestes, “la mala educaciĂłn”. Esa educaciĂłn de memorizar frases sin sentido (“el-de-si-se-mas-tu-mi-te-aun-solo”), de “formar filas” en los pasillos, de padrenuestros al entrar en clase, de “la letra con sangre entra”; en mĂ­ una lĂĄgrima tenĂ­a mĂĄs efecto que una gota de sangre. DolĂ­a mĂĄs la intenciĂłn que el hecho. DolĂ­a mĂĄs el quiĂ©n que el cĂłmo o el porquĂ©. El porquĂ© no siempre se sabĂ­a, porque no siempre estaba claro. Para ellos lo importante era “el ejemplo”, me rĂ­o de esa expresiĂłn.

Si me gustan por eso, supongo que al final habrĂ© aprendido algo de ello. La mĂșsica clĂĄsica sigue siendo mi preferida y las lecturas, las clĂĄsicas, actuales y pasadas. Siempre intercalo algĂșn clĂĄsico entre lecturas mĂĄs o menos actuales. Con los postres me pasa lo mismo, necesito un clĂĄsico (un arroz con leche, unas torrijas o unos buñuelos, por ejemplo) en medio de recetas mĂĄs o menos actuales y elaboradas.

Supongo que tampoco se deben buscar mĂĄs razones. Que la razĂłn es la soluciĂłn, que todos buscamos las raĂ­ces y los clĂĄsicos fueron la base. En la comida: los guisos y pescados; flanes, fritos (orejas, filloas o torrijas) y pasteles; los bizcochos, las tartas de manzana o las de queso; las galletas… Supongo que soy un “radical”, busco las raĂ­ces… pero para conocerme a mĂ­ mismo, no para quedarme en el pasado.


Una vez mĂĄs, el hojaldre, akas “La pĂąte feuilletĂ©e”

Aunque el hojaldre no saliera bien las dos o tres veces primeras, no por eso habrĂ­a que desanimarse, sino hacer lo que nosotros hicimos: volver a empezar al siguiente dĂ­a y al otro, hasta que nos resultaron perfectos los volovanes.” Eso dice un clĂĄsico libro de reposterĂ­a, “Enciclopedia culinaria. ConfiterĂ­a y reposterĂ­a” de MarĂ­a Mestayer de EchagĂŒe (que se hace llamar como “Marquesa de Parabere”, aunque no lo hubiese sido). Y tiene toda la razĂłn, el esfuerzo valdrĂĄ la pena. No hay color, el hojaldre casero tiene un gusto que ningĂșn congelado o el de muchas pastelerĂ­as tienen. Los congelados crecen pero son relativamente insĂ­pidos. PodĂ©is jugar con aromas (cacao, cafĂ©, cĂ­tricos) y calidades (mĂĄs o menos hojaldrado dependiendo de la finalidad).

Si no lo habéis elaborado nunca, el proceso puede parecer complejo y asustar un poco la primera vez. No lo es, llega con conocer una serie de reglas (relatadas al final) y, una vez conocidas es un proceso råpido y automåtico. No hay que memorizar nada, los ingredientes son muy escasos.

Esta receta lleva cacao, pero sirve para el proceso tradicional, simplemente lo eliminamos y ya estĂĄ. Lo congelamos y lo tendremos para cuando queramos hacer una tarta de manzana, una empanada, unos tequeños, unos hojaldritos, unas milhojas,… sĂłlo unos minutos de descongelaciĂłn.


Primera masa
  • 250 gr. de harina de fuerza (harina de pan, rica en gluten).
  • 250 gr. de harina de reposterĂ­a o comĂșn.
  • 240 gr. de agua frĂ­a (o algo mĂĄs, Ă©sta es la cantidad que suelo emplear)
  • 10 gr. de ron. Si no lo queremos emplear lo sustituiremos por agua.
  • 50 gr. de mantequilla
  • 25 gr. de manteca. Si no queremos emplear manteca la sustituimos por mantequilla.
  • 15-20 gr. de sal.
  • Opcional: algĂșn aroma (ralladura de limĂłn, vainilla o ralladura de naranja)

Hojaldrado
  • Mantequilla para hojaldrar, cuyo peso sea la mitad de la primera masa. Pesamos la masa anterior y emplearemos la mitad de mantequilla para realizar el hojaldrado (algo mĂĄs de 400 gr. para estas cantidades). La mantequilla debe estar fresquita y consistente, nunca debe derretirse ni ablandarse en exceso.
  • Cacao en polvo, un 25%, aproximadamente, del peso de la mantequilla para hojaldrar. Por ejemplo, si la mantequilla para hojaldrar pesa unos 400 gr. emplearemos unos 50 gr. de cacao.
  • NĂșmero de vueltas: 5-6 vueltas de 3 pliegues cada una (sencillos).
(1) Elaboramos la primera masa. Tamizamos las harinas y las mezclamos con la sal. Formamos un volcĂĄn, echamos el agua con el ron (si lo usamos) y la mantequilla/manteca. Amasamos hasta obtener una masa firme, pero sin ser dura ni pegajosa. La mantequilla debe estar bien incorporada.
Pesamos la masa para saber cuĂĄnta margarina para hojaldrar emplearemos. Llevamos la masa al frigorĂ­fico envuelta en plĂĄstico (film).

(2) Pesamos la mantequilla para hojaldrar con un peso igual a la mitad del peso de la masa anterior. Reservamos. Pesamos el cacao en polvo igual al 25% de la mantequilla para hojaldrar.

(3) Mezclamos la mantequilla con el cacao en polvo, amasando hasta que quede una pasta homogénea del tono de chocolate. Este proceso mancha bastante las manos ;-). Formamos un cubo, lo envolvemos en plåstico y los llevamos al frigorífico un par de horas como mínimo.

(4) Pasado el tiempo retiramos la masa y la mantequilla chocolateada. La consistencia de la mantequilla debe ser similar a la de la masa, por ello, amasamos la mantequilla con las manos para que se pueda empastar con facilidad.

(5) Extendemos la bola de masa, practicando un corte en forma de cruz. Desplegamos las esquinas, formamos un cuadrado irregular y ensanchamos alargando las esquinas. Debe quedar un “cuadrado”, mĂĄs o menos irregular, de un grosor 1 Ăł 2 centĂ­metros, dejando en el centro una altura ligeramente mayor que en los bordes.
Antes los hacĂ­a como una estrella y formando un cubo, pero para el hojaldrado resultaba bastante mĂĄs dificultoso en las primeras vueltas.

(6) Situamos la mantequilla de cacao en el centro con un grosor similar al de la masa, de modo que podamos taparla como si de un sobre se tratase. La cerramos ;-) y extendemos la masa en un Ășnico sentido hasta obtener un rectĂĄngulo tres veces mĂĄs largo que ancho.

(7) Primer pliegue. Plegamos la masa en tres, es decir, doblando un lado a 1/3 de largo y cubriéndolo con el tercio restante del otro extremo. Una imagen vale mås que mil una palabras, creo:



Dejamos reposar, envuelta en plĂĄstico, en el frigorĂ­fico entre 1 Ăł 2 horas. Si se tiene prisa, puede realizarse los pliegues de dos en dos. Siempre recomendarĂ­a un reposo de, al menos, un cuarto de hora o 20 minutos entre vuelta y vuelta.
Yo suelo darle las vueltas cuando me acuerdo y tengo un momento, incluso en varios dĂ­as. Si estĂĄ demasiado frĂ­a pudo haberse endurecido la mantequilla, por lo que debe retirarse unos minutos antes de proceder a darle otra vuelta.
Lo mĂĄs importante es contabilizar las vueltas. Los “libros” que he leĂ­do recomiendan hacer marcas con los dedos en la masa al acabar de dar las vueltas. Yo prefiero hacer marcas en un trozo de papel. La memoria suele fallar, sobre todo de un dĂ­a para otro…

(8) Segundo pliegue. Giramos la masa 45Âș y la extendemos con otro rectĂĄngulo tres veces mĂĄs largo que ancho, sĂłlo que en este caso se estira perpendicularmente al anterior. Dejamos reposar otra horita mĂĄs.
Repetimos el proceso anterior hasta completar 5 Ăł 6 vueltas (si la admite). Con 5 vueltas podrĂ­an ser mĂĄs que suficientes para ese empaste, si lo hacemos bien.


Aclaraciones y recomendaciones

Nunca viene mĂĄs volver a recordar algĂșn punto importante para hacer un buen hojaldre:
(1) Suelo hacerlo con la mitad de ingredientes, pues es mĂĄs fĂĄcil de trabajar y estirar la masa, ademĂĄs, no me importa hacer hojaldre varias veces al año. Siempre lo suelo congelar, por lo menos parte, asĂ­ tengo para postres y para salados (sin cacao, claro): empanadas, tequeños, empanadillas, pastelitos de todo tipo (vol-au-vent, tartas, …), etc. Como casi todas las masas, congela estupendamente y no pierde las propiedades.

(2) Hay que evitar a toda costa que la mantequilla de desparrame por los bordes, Ă©sa es la principal complicaciĂłn. Si eso pasase espolvorearemos con un poco de harina para cerrar la “herida”. La mantequilla debe ser de muy buena calidad; la marca President funciona muy bien, si bien acostumbro a comprar una especial para hojaldre que me venden en una panaderĂ­a cercana. TambiĂ©n he visto que las venden en grandes bloques en Internet.

(3) La superficie debe estar enharinada, pero muy poco. PodĂ©is emplear un colador para espolvorear la superficie ligeramente y para “curar” las posibles “heridas”. Emplead un pincel para limpiar la harina que se adhiera a la superficie de la masa y una aguja para explotar las burbujas que se puedan formar, antes de que exploten y desparramen la mantequilla. Si se sobrecarga de harina en cada vuelta el hojaldre perderĂĄ mucha calidad.

(4) El nĂșmero de vueltas no es al azar. A medida que damos vueltas la capa de masa se hace mĂĄs fina y, si damos mĂĄs de las debidas, podrĂ­a llegar un momento que se rompiese la capa y las fundamos entre ellas. Mejor que falte que no que sobre, todo depende de la proporciĂłn de mantequilla frente a la de harina.
Para muestra, otro comentario del mismo libro mencionado anteriormente: “El nĂșmero e vueltas debe ser seis exactamente, no vaya a figurarse el inexperto que dĂĄndole un nĂșmero mayor de vueltas subirĂĄ mĂĄs el hojaldre. Es un error: sobrepasadas las seis vueltas la pasta sube mucho menos, volviĂ©ndose mĂĄs mantecosa, mĂĄs pastosa, menos ligera”.

(5) Cuando cortemos el hojaldre, éste nunca debe amasarse pues romperíamos las capas. Los recortes tampoco deben amasarse. Los podemos poner en paralelo y emplear para preparaciones fritas (tequeños o empanadillas) o preparaciones horneadas que no requieran hojaldrado de calidad (cocas o empanadas, por ejemplo). Lo mejor es emplear un cortapastas.

(6) A la hora de introducir en el horno, si pintamos con huevo el hojaldre, el huevo no debe llegar a las bordes. Esto harĂ­a que se pegasen las lĂĄminas y no subiese fĂĄcilmente. Para platos dulces horneados, unos 4 mm. de espesor pueden ser apropiados para que crezca adecuadamente.

(7) La temperatura de trabajo es importante para que no se derrita la mantequilla. En algĂșn libro he leĂ­do que incluso hay gente mĂĄs apropiada que otra para su elaboraciĂłn, pues no todos tenemos la misma temperatura de las manos (temas de circulaciĂłn); me parece excesivo, pues se trabaja muy poco con las manos, pero permite cambiar el refrĂĄn: “Manos frĂ­as, hojaldre todos los dĂ­as”. Es mi caso.
Mejor en invierno que en verano. En verano la mantequilla hay que trabajarla muy rĂĄpidamente para que no se funda.

(8) Una vez dada la primera vuelta puede guardarse en la nevera hasta el dĂ­a siguiente, ese dĂ­a seguiremos con la preparaciĂłn.

(9) Como ya habĂ­a dicho anteriormente, la temperatura de horneado, en general, debe ser fuerte-muy fuerte al principio (220-230 grados) bajando la temperatura (160-190) una vez haya subido. AsĂ­ conseguimos que se haga por dentro. En ningĂșn caso debe abrirse el horno durante la cocciĂłn.

Creedme, no siempre sale igual pero siempre ha valido la pena, gran sabor, infinidad de aplicaciones, se congela estupendamente,… Si todavĂ­a no lo habĂ©is hecho, probadlo, aunque sea sin cacao. TambiĂ©n podrĂ­a aromatizarse con cafĂ©.

Hubo una Ă©poca que lo hacĂ­a, casi, una vez al mes.

Harry Haller

Me gusta la cocina, sobre todo las ideas, los preparativos, la creatividad y el proceso. Ver disfrutar a los comensales. Apasionado de los dulces muy dulces y de los salados agridulces con matices de otras tierras. He intentado hacer de la necesidad un placer y asĂ­ poder disfrutar de esos momentos que la vida nos obliga a ocupar todos los dĂ­as en torno a una cocina.

6 comentarios:

  1. Hola Harry,

    cuanto mĂĄs navego en tu blog, mĂĄs me gusta. Comparto algunas inquietudes tuyas, como el correr, aunque yo nunca he ganado premios corriendo, pero gano esa felicidad quĂ­mica y tiempo conmigo misma; la pasiĂłn por el chocolate y el ser rara a ojos de mis suegros. ¿QuĂ© quieres que te diga? Me gusta vivir en el pecado, practico mis propias creencias y no me ando con sutilezas. Y si a mi pareja no le importa, eso es lo que cuenta.
    Tengo que decirte que leyĂ©ndote he sentido envidia. Dicen que hay envidias buenas y malas...yo creo que casi siempre son malas, pero supongo que no conocerte personalmente le resta cualquier maldad a la que he sentido. No ha sido envidia de la persona, sino de esos viajes maravillosos que cuentas. Creo que mĂĄs que envidia ha sido añoranza por algo que anhelo y que aĂșn no ha llegado. No me importa, ya lo harĂĄ. De todas maneras soy muy feliz ya.
    Un saludo y seguiré de cerca tu blog.

    Ana

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  2. Harry,graciñas.
    Delicioso;-)pero,muuuy difĂ­cil.
    Haré las galletas Koroba(soy chocolatera)y,me llevaré unas cuantas en la bici.
    Me iré unas horas por los caminos(las carreteras me dan miedo).
    Parar,tumbarse en la hierba,cerrar los ojos y,no pensar en nada.!Qué delicia!
    La soledad es muy hermosa...cuando se tiene alguien a quien decĂ­rselo.
    Me gusta que estés ahí.
    Besitos.

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  3. Hola de nuevo Harry,
    este fin de semana hice las maravillosas galletas Koroba. ¡¡¡¡QuĂ©eeeee bueeeeenaaaaaa!!!! FacilĂ­simas y riquĂ­simas.
    Muchas gracias!

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  4. Gracias,

    Gracias a vosotros he aprendido a conocerme algo mĂĄs, elementos que desconocĂ­a. Me estĂĄis “ayudando” mucho en todo, he descubierto que la felicidad es tanto o mĂĄs efĂ­mera que la comida, tiene fecha de caducidad, pero siempre estamos a tiempo de coger un trocito… sĂłlo descubrir el momento preciso. AsĂ­ hasta la prĂłxima vez. Dura lo que dura un suspiro pero que nadie nos robe ese instante.

    Sois demasiado generosos. Os agradezco todos los comentarios. Volveré a pedir disculpas si no aparezco, sabéis que estoy de paso y leo todo muy por encima.

    Las galletas Korova me resultan deliciosas. Si os gusta el chocolate probad las Ășltimas “American Cookies” o las de jengibre, realmente curiosas.

    Besos.

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  5. "si la mantequilla para hojaldrar pesa unos 400 gr. emplearemos unos 50 gr. de cacao."

    El 25% seria 100 gr. de manteca y no 50gr.

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