El síndrome de Bill Murray y los animales
Clásicos, 3ª parte. Fritos
Desearía que no pasasen desapercibidos. Sería una pena que unos buñuelos como estos no pudieran ser disfrutados como se merecen. Yo repetiré, y creo que pronto, todavía tengo abundante leche evaporada y dentro de menos de una semana estaremos (otra vez) de viaje. Debo admitir que soy un seguidor acérrimo de las masas fritas: buñuelos, churros, tequeños, orejas de carnaval, rosquillas o, en menor medida, empañadillas.
La combinación de la leche evaporada, con la manteca y el azúcar, para mi gusto, ha dado lugar a unos, dentro de “su categoría”, incomparables buñuelos. Ricos, ricos, aunque, una vez más y sin ánimo de ser pesado, “para gustos se pintan colores”. En este caso, y sin que sirva de precedente, los colores de M han coincidido con los míos.
El síndrome de Bill Murray
Le llamaré así a partir de ahora. Ese afán obsesivo que en los últimos años va creciendo en mí: ajustar cada una de mis acciones, comportamientos o costumbres a los de M. El día a día se repite, pero cada día descubro que mi comportamiento cambia para que pueda ajustarse a sus gustos y/o manías. Como en esa divertidísima comedia en la que B. Murray se intentaba ganar el ¿amor? de Andie MacDowell modificando su comportamiento durante un día que se repetía hasta la saturación, “Atrapado en el tiempo”. Sólo que en mi caso se hace de forma inconsciente.
Todo empezó, que recuerde, con unas zapatillas. Ella las guarda en el armario, yo no lo hacía así pero acabé por hacer lo mismo. Después llegó esa obsesión por secar los platos todavía empapados, nada de dejarlos escurrir (ya no puedo ver ningún plato sobre la encimera); empujar las puertas (exactamente) por las manillas, únicamente, limpio y limpio las manillas infinidad de veces mientras cocino y, sobre todo, si va llegar ella; cambiarme de ropa nada más entrar en casa; retirar los yogures de la nevera antes de consumirlos (a eso todavía no me he adaptado); hacer la cama sometiéndola en forma de “sobre”, no de cuña como hacía antes; poner muchísimo más embozo en la cama que anteriormente; son ejemplos, existen muchísimas pequeñeces de las que ni soy consciente.
Atardecer en "A illa", de vuelta de la playa:
Beignets
Buñuelos. En su día me había “perdido en la traducción” francesa a la hora de hacerlos con una pasta choux y darles, a modo típicamente francés, una forma de rosquilla.
Bien, ¿y qué hace un plato tan latino, mediterráneo, en los USA?, en Nueva Orleáns. La respuesta esta en el nombre: Nueva Orleáns. Como su nombre indica, es una ciudad de origen francés, cuyas tradiciones han perdurado a lo largo de los años. Famosos son (también) sus carnavales o una cocina y tradición más europea que norteamericana.
Cuando pronuncio Nueva Orleáns pienso en el cine, como no. En “la mujer pantera”, en el agua, en unas historias llenas de agua, pantanos y ríos. Sin saber origen ni motivo, me viene a la cabeza otro nombre: Clint Eastwood. Ya indagaré en la asociación. También me acuerdo, ya con elementos más reconocibles, la canción de “The Animals”, “la casa del sol naciente”, “hay una casa en Nueva Orleáns….”
Ingredientes
Recomendaría el uso de la cantidad entre corchetes. 220 gr. de harina dan lugar a suficientes buñuelos, salvo que tengamos mucha hambre, seamos familia numerosa de primera categoría (¡se llama así?) o tengamos un restaurante ;-)
Extras
(1) Disolvemos la levadura en agua templada, no caliente. La levadura “muere” en torno a unos 60º C, por lo que si la temperatura es demasiado alta la levadura dejará de tener efecto.
(2) Añadimos el azúcar, la sal, el huevo y la leche evaporada. Mezclamos bien. Echamos algo más de la mitad de la harina, mezclando bien hasta que quede suave. Añadimos la manteca y el resto de harina, mezclando con una cuchara hasta que quede una masa homogénea.
La masa es bastante pegajosa. No se debe preocuparse, puede añadirse algo más de harina, pero la masa nunca debe quedar seca. Será a la hora de extender y hacer los buñuelos cuando emplearemos más cantidad para que no se pegue al darle forma.
(3) Cubrimos el bol y llevamos al frigorífico durante 24 horas. Puede estar más tiempo sin ningún tipo de problema. Pasado el tiempo, enharinamos las manos, cogemos porciones grandes, las echamos sobre una superficie bien enharinada y estiramos con el rodillo con harina hasta unos 3 milímetros de espesor.
(4) Con un cortapastas o cuchillo bien afilado, cortamos en rectángulos/cuadrados de unos 5 ó 6 cm. Freímos en abundante aceite a unos 180º C, cuidando que no se quemen y dándole la vuelta. El aceite debe estar suficientemente caliente, en caso contrario no subirían, por lo menos no lo necesario. Ponemos a escurrir en papel absorbente.
Estos buñuelos no sueltan demasiado aceite. Espolvoreamos con azúcar polvo o glasé y tomamos todavía calientes. Mejor ir reservando la masa y prepararlos cuando los vayamos a tomar, a pocos.
Últimamente estoy siendo, raro en mí, demasiado dogmático. No sé si me estoy haciendo mayor (¡qué horror!, en ambas cosas), no creo en los términos absolutos (“el mejor”, “lo peor”, “lo bueno”, “lo malo”,…), (casi) todo es relativo, o todo. Permitidme, por una vez más, la licencia: tal vez (repito, tal vez) los mejores buñuelos que he probado nunca. M, mi catadora y probadora oficial, así lo ha “certificado”, no ha podido parar…
Red beans and ricely yours
Clásicos, 3ª parte. Fritos
Desearía que no pasasen desapercibidos. Sería una pena que unos buñuelos como estos no pudieran ser disfrutados como se merecen. Yo repetiré, y creo que pronto, todavía tengo abundante leche evaporada y dentro de menos de una semana estaremos (otra vez) de viaje. Debo admitir que soy un seguidor acérrimo de las masas fritas: buñuelos, churros, tequeños, orejas de carnaval, rosquillas o, en menor medida, empañadillas.
La combinación de la leche evaporada, con la manteca y el azúcar, para mi gusto, ha dado lugar a unos, dentro de “su categoría”, incomparables buñuelos. Ricos, ricos, aunque, una vez más y sin ánimo de ser pesado, “para gustos se pintan colores”. En este caso, y sin que sirva de precedente, los colores de M han coincidido con los míos.
El síndrome de Bill Murray
Le llamaré así a partir de ahora. Ese afán obsesivo que en los últimos años va creciendo en mí: ajustar cada una de mis acciones, comportamientos o costumbres a los de M. El día a día se repite, pero cada día descubro que mi comportamiento cambia para que pueda ajustarse a sus gustos y/o manías. Como en esa divertidísima comedia en la que B. Murray se intentaba ganar el ¿amor? de Andie MacDowell modificando su comportamiento durante un día que se repetía hasta la saturación, “Atrapado en el tiempo”. Sólo que en mi caso se hace de forma inconsciente.
Todo empezó, que recuerde, con unas zapatillas. Ella las guarda en el armario, yo no lo hacía así pero acabé por hacer lo mismo. Después llegó esa obsesión por secar los platos todavía empapados, nada de dejarlos escurrir (ya no puedo ver ningún plato sobre la encimera); empujar las puertas (exactamente) por las manillas, únicamente, limpio y limpio las manillas infinidad de veces mientras cocino y, sobre todo, si va llegar ella; cambiarme de ropa nada más entrar en casa; retirar los yogures de la nevera antes de consumirlos (a eso todavía no me he adaptado); hacer la cama sometiéndola en forma de “sobre”, no de cuña como hacía antes; poner muchísimo más embozo en la cama que anteriormente; son ejemplos, existen muchísimas pequeñeces de las que ni soy consciente.
Atardecer en "A illa", de vuelta de la playa:
Beignets
Buñuelos. En su día me había “perdido en la traducción” francesa a la hora de hacerlos con una pasta choux y darles, a modo típicamente francés, una forma de rosquilla.
Bien, ¿y qué hace un plato tan latino, mediterráneo, en los USA?, en Nueva Orleáns. La respuesta esta en el nombre: Nueva Orleáns. Como su nombre indica, es una ciudad de origen francés, cuyas tradiciones han perdurado a lo largo de los años. Famosos son (también) sus carnavales o una cocina y tradición más europea que norteamericana.
Cuando pronuncio Nueva Orleáns pienso en el cine, como no. En “la mujer pantera”, en el agua, en unas historias llenas de agua, pantanos y ríos. Sin saber origen ni motivo, me viene a la cabeza otro nombre: Clint Eastwood. Ya indagaré en la asociación. También me acuerdo, ya con elementos más reconocibles, la canción de “The Animals”, “la casa del sol naciente”, “hay una casa en Nueva Orleáns….”
Ingredientes
Recomendaría el uso de la cantidad entre corchetes. 220 gr. de harina dan lugar a suficientes buñuelos, salvo que tengamos mucha hambre, seamos familia numerosa de primera categoría (¡se llama así?) o tengamos un restaurante ;-)
- 5 gr. de levadura de pan seca o, mejor todavía, un poco más (7 gr.) de levadura fresca de pan. [3 gr.]
- 175 ml de agua templada, unos 35-40º C. [87 ml]
- 50 gr. de azúcar [25 gr.]
- ½ cucharilla de sal [¼ de cucharilla]
- 1 huevo [25 gr.]
- 115 ml de leche evaporada [57 ml]
- 440 gr. (hasta 500 gr., máximo) de harina normal o, mejor, mitad de harina fuerte[220 gr. – 250 gr.]
- 25 gr. de manteca de buena calidad [13 gr.], empleo una que ha elaborado mi madre ;-)
Extras
- Aceite vegetal suave para freír, uno que no tenga demasiado sabor.
- Azúcar glasé o polvo para espolvorear
(1) Disolvemos la levadura en agua templada, no caliente. La levadura “muere” en torno a unos 60º C, por lo que si la temperatura es demasiado alta la levadura dejará de tener efecto.
(2) Añadimos el azúcar, la sal, el huevo y la leche evaporada. Mezclamos bien. Echamos algo más de la mitad de la harina, mezclando bien hasta que quede suave. Añadimos la manteca y el resto de harina, mezclando con una cuchara hasta que quede una masa homogénea.
La masa es bastante pegajosa. No se debe preocuparse, puede añadirse algo más de harina, pero la masa nunca debe quedar seca. Será a la hora de extender y hacer los buñuelos cuando emplearemos más cantidad para que no se pegue al darle forma.
(3) Cubrimos el bol y llevamos al frigorífico durante 24 horas. Puede estar más tiempo sin ningún tipo de problema. Pasado el tiempo, enharinamos las manos, cogemos porciones grandes, las echamos sobre una superficie bien enharinada y estiramos con el rodillo con harina hasta unos 3 milímetros de espesor.
(4) Con un cortapastas o cuchillo bien afilado, cortamos en rectángulos/cuadrados de unos 5 ó 6 cm. Freímos en abundante aceite a unos 180º C, cuidando que no se quemen y dándole la vuelta. El aceite debe estar suficientemente caliente, en caso contrario no subirían, por lo menos no lo necesario. Ponemos a escurrir en papel absorbente.
Estos buñuelos no sueltan demasiado aceite. Espolvoreamos con azúcar polvo o glasé y tomamos todavía calientes. Mejor ir reservando la masa y prepararlos cuando los vayamos a tomar, a pocos.
Últimamente estoy siendo, raro en mí, demasiado dogmático. No sé si me estoy haciendo mayor (¡qué horror!, en ambas cosas), no creo en los términos absolutos (“el mejor”, “lo peor”, “lo bueno”, “lo malo”,…), (casi) todo es relativo, o todo. Permitidme, por una vez más, la licencia: tal vez (repito, tal vez) los mejores buñuelos que he probado nunca. M, mi catadora y probadora oficial, así lo ha “certificado”, no ha podido parar…
Red beans and ricely yours
Hola, gracias por la receta, se ven buenisimos, solo una duda ... al freir en el aceite, este tiene que estar a cierta temperatura ??? o como se que tiene la temperatura para hecharlos a freir ??? este tipo de masa frita no la conocia, solo los buñuelos tradicionales, los de molde o los churros, cada dia aprendo algo nuevo. Patty Treviño (México)
ResponderEliminarHace unos meses, con agradecimiento, te decía que desde que casualmente llegué a tu blog mi pareja estaba aún más enamorada. Hoy te digo que este año la vuelta de vacaciones tiene un nuevo y gran aliciente: pasearme por tu espacio, practicar tus recetas y disfrutar y compartir tus reflexiones. Un saludo granadino.
ResponderEliminarGracias,
ResponderEliminarMéxico y Granada...
Los buñuelos deben freírse en torno a unos 180ºC o algo menos. Para saber la temperatura, si no se dispone de un termómetro, es muy fácil: se echa un poco de masa, si hace ruido y sube fácilmente es que está a punto...
Por aquí los buñuelos se suelen hacer con una pasta choux (masa escaldada) pero también con levadura química (Royal). Con una levadura de panadería se consiguen (para mi gusto) mejores resultados, pues aguantan más y suben con mayor facilidad...
Besos a ambas... y gracias por los ánimos.
Mira que ya tengo todo, estan en mi lista de pendientes a corto plazo, gracias a ti por tomarte la molestia de contestar a mis dudas, como te dije en otro post, las barritas de coco ya las hice ... bueno fueron bolitas y luego las bañe de chocolate, no sabes que delicia, tanto me gustaron que les tome foto ... y si ... cuento con termometro pues lo uso cuando hago manzanas de feria y el dulce de leche, Salu2 desde Mx Patty :)
ResponderEliminarBueno,bueno..creo que a mi me pasaria como a M..y no podria parar
ResponderEliminar..se me ha hecho la boca agua..solo leyendo la receta..asi que imaginarlo en el paladar..rico seguro..
se probara..te lo aseguro..y no creo que tarde mucho..
si que es cierto y mucho que la vida en pareja..te hace cambiar ciertas costumbres..pequeñas cosas..que casi parece que no se notan..pero que si te pones a pensar..vas cambiando al gusto de la otra persona..
Nueva orleans..ciudad amada..de mi querido Lestat..
como siempre..una receta brilante,un beso!!
Otro!
ResponderEliminarMississippi, Tom Sawyer, Jazz, Louis Armstrong, …
Besos
Gracias por la receta de los beignets la habia buscado sin resultado alguno.
ResponderEliminarSon realmente deliciosos!!!!
Vale la pena hacerlos yo se lo que les digo.... ahh y es algo muy distinto a los churros de aqui de Mexico
Yolanda (Mexico)
Tu receta es deliciosa y con una rica tacita de café las disfrutamos aún más.
ResponderEliminarSi te gustan las frituras, croquetas, etc. te gustarían las almojábanas, frituras con harina de arroz y queso blanco fresco. Nuestra receta familiar es:
227 gramos de harina de arroz
10 gramos de polvo de hornear
3 huevos enteros
57 gramos de mantequilla derretida en 237 ml de leche
227 gramos de queso blanco fresco
En una olla (que no se peguen los alimentos) echas la harina y el polvo de hormear.
Ve incorporando los huevos uno a uno.
Agrega la leche con la mantequilla derretida hasta lograr una masa líquida. Pon a fuego mediano-alto y mueve constantemente para que no se pegue. Cuando la masa se empiece a despegar de los lados de la olla, retira del fuego. La masa no debe quedar demasiado seca. Agrega el queso e incorpóralo bien para que se dstribiya por la masa.
Fríe por cucharadas en abundante aceite o manteca bien caliente hasta que estén doraditas y crujientes. Escurrelas en papel secante y cómelas mientras están calientitas. !Te encantarán!
Hola!! Quizá peque de ignorante o que aquí en España se le llama de otra manera pero, que es la leche evaporada? Me gustaría hacer la receta pero necesito saber que es. Gracias
ResponderEliminarHola!! Quizá peque de ignorante o que aquí en España se le llama de otra manera pero, que es la leche evaporada? Me gustaría hacer la receta pero necesito saber que es. Gracias
ResponderEliminarHola: Tu receta es perfecta. Me traje de Nueva Orleans un par de cajas de mezcla de los beignets del Cafe du Monde, que venden en las tiendas, por si quieres hacerlos luego en tu casa de recuerdo, pero no es lo mismo, la auténtica es la tuya. Gracias
ResponderEliminarPara Laura: Las tienes en cualquier supermercado y se llaman así "leche evaporada". Son unos botes como los de leche condensada y de un precio muy asequible. Yo la empleo como sustituto de la nata en muchos platos como en la tarta de cebolla, porque es mucho más ligera y sin el problema del colesterol. Y no eres una ignorante, simplemente aún no la has empezado a emplear, quizá porque eres muy joven.
ResponderEliminarQue es manteca? Saludos desde guate
ResponderEliminarHola mi pregunta es ¿ que tipo de manteca se usa vegetal o de cerdo? Gracias
ResponderEliminarPerdona, pero llevo varios días fuera y sin Internet en casa, en mi nuevo hogar ;-)
ResponderEliminarSe trata de manteca de cerdo, pero como en otros casos, puede sustituirse por otro tipo con resultados más que aceptables.
Muac
buena elección, los recuerdo con mucho cariño y gusto.