La comunidad. Estoy hecho polvo
Tengo muchas recetas y fotos pendientes de poner. Simplemente necesito un hueco que ahora no tengo. Ahora es ahora. Mañana será otro dÃa. Tengo algo que acabar que (pensé) deberÃa estar para el martes. Ahora sé que no requerÃa tanta prisa pero he vuelto a ponerme a contrarreloj, sobre todo después de la “famosa” reunión de la comunidad de vecinos de ayer tarde-noche. Menudo rollo, y más si te toca ser presidente.
Lo prometÃ: “a partir del martes tendré más tiempo”, nada más lejos de la realidad. Cocinar cocino, una necesidad inherente al dÃa a dÃa. Las fotos las quito, unos segundos que no significan nada. El problema surge con la escritura.
Me encanta escribir, hace sentirme, como decirlo, “liberado”. Me quito un peso de encima. Que si MarÃa, que si esto otro, que si… Una terapia cuyo mayor peligro surge cuando a M no le gusta aparecer en mis comentarios. Lo siento, yo “soy yo y mis circunstancias” y mis circunstancias, en estos momentos, creo que son más yo que yo.
La figura dominante
Dicen (¿dicen?, ¿quién lo dice?) que en toda relación hay una persona que domina sobre la otra. En la mÃa quedó claro desde el primer dÃa. Para empezar, ni siquiera querÃa casarme, por lo menos tal y cómo lo entiende mucha gente y no en ese momento. Existe algo más importante: amor (¡qué empalagoso!, ¡pero es que “cariño” suena tan falso!). Necesitaba, antes de hacerlo, una verdadera prueba de amor. Nadie se quiere equivocar, aunque para (casi) todo hay vuelta atrás.
Las pruebas de amor no son lo que muchos podrÃan imaginar. Son sencillas. Una pequeña claudicación, una pequeña concesión a tus gustos, un poco de “altruismo”. Ponerse en el lugar del otro. Esa capacidad que dicen poseer los seres humanos.
El risotto
Este risotto es una versión de José Andrés pero que llevo haciéndo cierto tiempo. En los arroces lo difÃcil es el “punto” de cocción, lo demás es imaginación y preferencias personales.
Éste me encanta, y a MarÃa, aunque hoy no se haya comido mucho al haber visto que llevaba mantequilla. Suele tener la comida en la mesa y hoy no.
Ingredientes
(1) Se hidratan las setas en agua mineral. El agua la guardaremos para emplear como caldo del risotto. Se hidratan en unos 30 min. pero podrÃa estar más tiempo. Una vez hidratadas las escurrimos conservando el agua.
(2) En una sartén echamos aceite de oliva virgen. PodrÃamos emplear mantequilla pero ya le echaremos la final para darle el toque de sabor.
(3) Una vez el aceite esté caliente le echamos la chalota picadita. Dejamos dorar unos 2 minutos. Echamos las setas escurridas y saltemos otros dos minutos. También podrÃa echarse ajo y otro aroma en el sofrito pero, como tendrá tantos esencias generadas por las setas, no será necesario. En este caso yo no emplearÃa ni ajo ni tomate.
(4) Medimos el arroz y cuatro partes del agua de hidratar las setas. Esa agua está llena de aromas increÃbles. Calentamos el caldo de las setas para poder ir echándolo caliente a medida que los vaya necesitando el arroz.
(5) Salteamos el arroz con las setas y la chalota. Le damos unas vueltas para que después, durante la cocción, no se rompa. Echamos el vino blanco. Un albariño u otro vino de calidad son estupendos.
(6) Salamos un poco, ya rectificaremos al final. Cuando el vino se haya reducido unos minutos incorporamos algo asà como un cucharón del caldo (caliente) y, con ayuda de una cuchara de palo o una espátula, vamos girando el arroz con cariño. Como si fuesen una claras que no queramos que se nos bajen. Cuando se reduzca el caldo echamos más, siempre caliente.
(7) Este proceso durará en torno a unos 20 minutos. Removemos lentamente, echando poco a poco el caldo a medida que se vaya sumiendo. De este modo conseguiremos que la milasa se desprenda del arroz, quedando muy cremoso y fantástico.
(8) Probamos el arroz y, cuando esté casi hecho, echamos la crema lÃquida, removemos, y, poco después, la mantequilla y el queso parmesano. A mi me gusta con mucho queso. Si fuese necesario podemos echar más nata lÃquida. Rectificamos la sal. Este proceso ya puede realizarse fuera del fuego.
(9) Emplatamos, rallando más queso parmesano y, si nos gusta, un chorro de aceite de oliva.
De verdad, muy rico. Como en todo, es muy importante una buena materia prima.
Gracias y besos (sin lengua) a todos y todas.
Tengo muchas recetas y fotos pendientes de poner. Simplemente necesito un hueco que ahora no tengo. Ahora es ahora. Mañana será otro dÃa. Tengo algo que acabar que (pensé) deberÃa estar para el martes. Ahora sé que no requerÃa tanta prisa pero he vuelto a ponerme a contrarreloj, sobre todo después de la “famosa” reunión de la comunidad de vecinos de ayer tarde-noche. Menudo rollo, y más si te toca ser presidente.
Lo prometÃ: “a partir del martes tendré más tiempo”, nada más lejos de la realidad. Cocinar cocino, una necesidad inherente al dÃa a dÃa. Las fotos las quito, unos segundos que no significan nada. El problema surge con la escritura.
Me encanta escribir, hace sentirme, como decirlo, “liberado”. Me quito un peso de encima. Que si MarÃa, que si esto otro, que si… Una terapia cuyo mayor peligro surge cuando a M no le gusta aparecer en mis comentarios. Lo siento, yo “soy yo y mis circunstancias” y mis circunstancias, en estos momentos, creo que son más yo que yo.
La figura dominante
Dicen (¿dicen?, ¿quién lo dice?) que en toda relación hay una persona que domina sobre la otra. En la mÃa quedó claro desde el primer dÃa. Para empezar, ni siquiera querÃa casarme, por lo menos tal y cómo lo entiende mucha gente y no en ese momento. Existe algo más importante: amor (¡qué empalagoso!, ¡pero es que “cariño” suena tan falso!). Necesitaba, antes de hacerlo, una verdadera prueba de amor. Nadie se quiere equivocar, aunque para (casi) todo hay vuelta atrás.
Las pruebas de amor no son lo que muchos podrÃan imaginar. Son sencillas. Una pequeña claudicación, una pequeña concesión a tus gustos, un poco de “altruismo”. Ponerse en el lugar del otro. Esa capacidad que dicen poseer los seres humanos.
El risotto
Este risotto es una versión de José Andrés pero que llevo haciéndo cierto tiempo. En los arroces lo difÃcil es el “punto” de cocción, lo demás es imaginación y preferencias personales.
Éste me encanta, y a MarÃa, aunque hoy no se haya comido mucho al haber visto que llevaba mantequilla. Suele tener la comida en la mesa y hoy no.
Ingredientes
- 1 vaso de arroz. Suelo emplear mitad de un vaso o algo menos.
- 4 vasos del caldo de hidratar las setas. SÃ, cuatro partes por una de arroz, aproximadamente.
- Setas secas: un puñado de chantarellas, trompetas de la muerte y boletus. Suelo emplear boletus que compro en “Opencor” y, a veces, un poco de shiitake.
- 2 chalotas picadas (escalonia).
- ½ vaso de vino blanco.
- ½ vaso de nata, aproximadamente.
- Un trozo de mantequilla.
- Bastante queso parmesano rallado. Al gusto.
(1) Se hidratan las setas en agua mineral. El agua la guardaremos para emplear como caldo del risotto. Se hidratan en unos 30 min. pero podrÃa estar más tiempo. Una vez hidratadas las escurrimos conservando el agua.
(2) En una sartén echamos aceite de oliva virgen. PodrÃamos emplear mantequilla pero ya le echaremos la final para darle el toque de sabor.
(3) Una vez el aceite esté caliente le echamos la chalota picadita. Dejamos dorar unos 2 minutos. Echamos las setas escurridas y saltemos otros dos minutos. También podrÃa echarse ajo y otro aroma en el sofrito pero, como tendrá tantos esencias generadas por las setas, no será necesario. En este caso yo no emplearÃa ni ajo ni tomate.
(4) Medimos el arroz y cuatro partes del agua de hidratar las setas. Esa agua está llena de aromas increÃbles. Calentamos el caldo de las setas para poder ir echándolo caliente a medida que los vaya necesitando el arroz.
(5) Salteamos el arroz con las setas y la chalota. Le damos unas vueltas para que después, durante la cocción, no se rompa. Echamos el vino blanco. Un albariño u otro vino de calidad son estupendos.
(6) Salamos un poco, ya rectificaremos al final. Cuando el vino se haya reducido unos minutos incorporamos algo asà como un cucharón del caldo (caliente) y, con ayuda de una cuchara de palo o una espátula, vamos girando el arroz con cariño. Como si fuesen una claras que no queramos que se nos bajen. Cuando se reduzca el caldo echamos más, siempre caliente.
(7) Este proceso durará en torno a unos 20 minutos. Removemos lentamente, echando poco a poco el caldo a medida que se vaya sumiendo. De este modo conseguiremos que la milasa se desprenda del arroz, quedando muy cremoso y fantástico.
(8) Probamos el arroz y, cuando esté casi hecho, echamos la crema lÃquida, removemos, y, poco después, la mantequilla y el queso parmesano. A mi me gusta con mucho queso. Si fuese necesario podemos echar más nata lÃquida. Rectificamos la sal. Este proceso ya puede realizarse fuera del fuego.
(9) Emplatamos, rallando más queso parmesano y, si nos gusta, un chorro de aceite de oliva.
De verdad, muy rico. Como en todo, es muy importante una buena materia prima.
Gracias y besos (sin lengua) a todos y todas.
Me acabo de leer tu blog de principio a fÃn. Sin palabras....
ResponderEliminarMis jugos gastricos están tan revolucionados que vinieron mis hijos a preguntarme "qué son esos ruiditos?"
Enhorabuena de todo corazón !!!
Bicos desde Galicia
Hola,
ResponderEliminarHay de todo un poco. Miento, sobre todo postres ;-).
Unas son mejores que otras pero, pienso, que en la variedad está el gusto.
Cuando veo un receta pienso si se ajusta a mis gustos. Unas veces acierto y otras no, pero (casi) siempre encontrarás a alguien que le guste. Tampoco salen igual todos los dÃas.
Es una forma de: clasificar recetas; evadir un poco la mente de tanta agonÃa social; y, sobre todo, "hablar" con gente tan agradable como vosotr@s, que proporciona unos pequeños momentos de felicitad con sus comentarios que, aunque muchas veces no sean ciertos, prefiero agarrarlos por unos momentos para poder seguir adelante.
Otra cosa: si por casualidad intentáis una receta y no es del agrado, no culpéis al mensajero (yo mismo) y haced como yo: probad otra que os pueda gustar más. Buscad y encontrad. Mira tú, ni que estuviera preparado para dar consejos. Mi inseguridad me obliga a pre-justificarme. Eso es caer bajo. El perfeccionismo y la inseguridad se llevan de la mano.
Muchas gracias.
Bicos
Vaya risotto que te has zampado, lo¡ay!lo que darÃa en estos momentos por comerme un platito. Cada dÃa alucino más contigo, le enseño las recetas a mi marido y dice ¡cómo puede ser que ese chico sepa tanto de cocina! él que justo sabe freir un huevo.
ResponderEliminarEn lo referente a los comentarios,lo que hagan los demás no lo sé, pero te puedo asegurar que los que te pongo yo, son verdaderos y porque los siento asà ya que si fuera de otra manera no dirÃa nada.
Besitos.
Besitos
me encanta el risotto y este tiene una pinta estupenda,bravisimoooo.
ResponderEliminarMe estás dando muchas pistas...Creo que ya voy entendiendo....A mà este risotto me parece exquisito, pero el sabor no me lo quiero ni imaginar...! Eres EL MEJOR, por lo menos para mÃ, o mejor dicho, para nosotros...
ResponderEliminarBIKOS DIEGO & LOLI.
Hola,
ResponderEliminarPerdón Mariana,
"ciertos" querÃa decir "merecidos". No siempre son "merecidos". Si de algo estoy seguro, más por CÓMO lo decÃs, es que sois buena gente.
Gracias.
Loli y Diego (hermana y sobrino-ahijado ;-)),
No sé que queréis decir con “dar pistas”, lo siento. No estoy intentando contar más allá que lo que digo, ya me contaréis. Cierto es que el subconsciente juega unas malas pasadas, a veces.
Moitos Bicos (mua).
Que sin son merecidos los halagos? pues claro, por mi parte, si no lo pensase no lo habrÃa dicho. Puedes estar seguro de que entre mis virtudes( si es que tengo alguna) se encuentra la sinceridad, lo que en algunas ocasiones me ha causado algún que otro problemilla.
ResponderEliminarMe gusta sobre todo la forma que tienes de explicar las recetas. Es muy ameno y divertido. No te limitas a dar los ingredientes y a exponer los pasos ( como hago yo en mi blog) sino que te vas "por los cerros de Ubeda" y nos cuentas algunas cosillas más Ãntimas ( tú estado de ánimo, por ejemplo)
Perdona el rollo que te he soltado, pero es que me apetecÃa decÃrtelo, ea!!!
No es ningún rollo, me encanta saber lo que se piensa.
ResponderEliminarMi estado de ánimo, y supongo que el vuestro también, hace que unas veces la comida salga mejor que otra o que se cocinen determinados platos o… que no se cocine.
Saludos.