Verano del 42 (x2)
Rollito de masa dulce con aroma a vainilla, relleno de crema y frutas, con una deliciosa y sencilla cobertura de queso y vainilla. ¿Alguna mejor opción? En estos momentos de necesidad, no para mÃ. Afinando, quizás una de esas caracolas hojaldradas, mas, si en esta entrada me propusiese detallar esas largas recetas con eternas descripciones, es probable que me las pusieseis de sombrero.
Si no la ves desde el blog de pepinho, puedes ver la receta original pasa por http://www.pepinho.com. Ahora toca la opción más sencilla, rápida y deliciosa que se me pueda ocurrir (Perdón, también recuerdo una versión preparada con impulsor –polvos de hornear, “levadura” quÃmica– y queso. Sin esperas, mucho más rápida y también rica, pero quizás no tan aireada y jugosa –para mi gusto).
Es bastante común entre los que somos aficionados a la cocina poseer cierta obsesión por querer controlar todo el proceso de elaboración del plato, empezando por la materia prima y acabando con los detalles de presentación. Durante mucho tiempo también tuve cierta obcecación en controlar y participar al cien por cien en la obtención de cada uno de los ingredientes de un plato. PreferÃa hacer yo mismo los pralinés, los purés de frutas, las confituras y mermeladas, las mayonesas, los aromas, azúcar invertido, mantecas (a partir de un buen tocino), pasta filo… como si un plato perdiese autenticidad al añadir algún ingrediente que no fuese directamente preparado por mÃ.
Aun conservando muchos de esos hábitos, más en lo referente a masas o preparados de frutas, me he visto en la necesidad de claudicar y adquirir directamente algún tipo de preparado base, como un praliné, por ejemplo [“por ejemplo”, es una expresión que no me gusta nada, no sé por qué la he puesto (y no la he borrado)].
Hace algún tiempo que ya no preparo los pralinés, sobre todo desde el dÃa que rompà por segunda vez la unión plástica de la trituradora por exceso de uso, dureza y recalentamiento. Aun asÃ, sigo negándome a comprar masas congeladas (la diferencia de calidad me parece abismal) y los fondos de pescado o carne envasados sólo los uso en caso de absoluta necesidad (el congelador es el mejor lugar para conservar durante semanas un buen caldo casero).
Pero, ¿por qué no hacer uso de algún preparado en polvo para aromatizar una masa? Nunca (aunque lo haya hecho en mi adolescencia) [“nunca”, otra palabra que detesto], un “nunca” de boca pequeña, se me ocurrirÃa comprar un preparado para cocinar una crema pastelera, un flan o un pudin, bizcochos, coberturas…. Pero, como habÃa hecho en unas barras de vainilla del libro “Pasión por el chocolate”, pensé que no estarÃa mal hacer uso de ellas para aromatizar una masa, ayudando, además, a controlar la absorción de lÃquidos. No creo que sea una osadÃa, recuerdo haber leÃdo hace algún tiempo una idea muy similar para amasar algún tipo de bollerÃa, no podrÃa precisarlo con exactitud.
Por supuesto, también podrÃa usarse vainilla en rama (pulverizada), pero nunca (¿“nunca”?, “difÃcilmente”) conseguirÃamos que el aroma se repartiese de modo tan uniforme y que dicho sabor fuese tan apreciable.
Como relleno podrÃa haber usado el tradicional con mantequilla, nueces, azúcar y canela, incluso con chocolate o crema de praliné, pero me resultaba mucho más apetecible el tipo de relleno que acostumbro a emplear en las caracolas: crema pastelera a la vainilla y frutas (orejones, uvas pasas sultanas, ciruelas,…). Asà evitamos que la canela enmascare el sabor de la vainilla presente en la masa, incrementando su aroma y dándole mayor suavidad y esponjosidad al postre.
Como apasionado seguidor de la cobertura de queso y vainilla de los rollitos de canela, no me he atrevido a retirarla, aunque sé que también podrÃa ser una buena elección haber usado una fina capa de jarabe aromatizado con naranja o vainilla.
En la cocina, como en la vida, todo son opciones. No se trata de escoger la mejor, ni la que más nos guste. Por desgracia, (casi) siempre nos limitamos a elegir la que consideramos “la correcta”, ¿para quién? Ahà reside el dilema y la fuente de todos nuestros errores. Lo correcto, lo mejor o lo que deseamos casi nunca van de la mano. Yo me conformarÃa con “lo necesario”.
La brisa acaricia las cortinas, aliviando la sensación de bochorno. Niños correteando por la casa, esperando el momento en el que las campanadas del reloj de pared marquen el fin de la espera para poder salir a darse un baño en las frÃas aguas del Atlántico. De dos a tres horas. Unas toallas y poco más, quizás un cubo, una pala y un rastrillo. ¡Un rastrillo! Nunca le he encontrado utilidad. Extraño instrumento, tal vez heredado de los tiempos del libre marisqueo.
Las bolsas, apiladas en la puerta, esperan el momento.
Pesadas neveras plásticas repletas de refrescos y hielo. Ensaladilla rusa, mejor salpicón (para mà sin cebolla), tortilla (también sin cebolla) y empanada. Orvallos de último momento con recogidas apresuradas, resguardados bajo los pinos de un bosque solitario al lado de la playa. Caminos rosalianos entre el maÃz a medio crecer, moras y más moras. Improvisado columpio neumático atado con una grande y vieja cuerda (perdida por la marea) a la rama de un árbol que casi acaricia la arena y que, en época de mareas vivas, puede llegar a funcionar como improvisado trampolÃn. Digestiones eternas sin mÃnimas salpicaduras. Amigos y amores de verano. Conchas blancas sobre la fina arena. Baños en el agua revuelta y caldeada bajo una lluvia tormentosa. Juegos de verano. Despedidas.
Tiempo de ruptura. Cuando el dios de la Naturaleza, cansado y guasón, decidió romper el ritmo natural de la vida para juguetear con nosotros, dando un salto abrupto al equilibrio de una vida monótona y rutinaria.
Decidà llevarme un libro, esperando poder recuperar esos instantes de lectura de verano que desaparecieron cuando nació Teo. Sólo durante el viaje y en alguna noche de julio me fue posible avanzar en una lectura que me transportaba a aquellos dÃas de verano. El consciente y el subconsciente me conducen una y otra vez a decantarme por lecturas que remueven entre los recuerdos. Sé que nunca volveré a sentir, ¡a vivir!, aquellos veranos, la infancia, aunque quizás la lectura me ayude a revivirlos.
Para los melancólicos, el pasado es un refugio en el que protegerse del presente y, tal vez, de un futuro incierto pero predispuesto, sellado con sangre en una agenda de la que no eres el dueño.
El verano siempre me ha parecido un sueño irreal, de nuevos amigos que llegaban, de ritmos imposibles, de excesos,… de cansancio, de deseos de volver a la vida real. Cada vez más.
Para aquel niño era un despertar a la vida, a la sensualidad y, a veces, a la sexualidad.
En un pueblo pequeño con vistas al mar, de esos en los que nunca pasa nada, en los que parece que nunca pasa nada, porque suceden cosas que los niños somos incapaces de ver, el verano es como la llegada del circo. Veraneantes.
Llegaban los del camping, algunos con caravanas y sillas de aluminio con lonas de franjas blanquiazules. Los de alquiler, familias que llegaban en coches con baca y maleteros llenos. La misteriosa burguesÃa, los de los chalets pintados en blanco y piedra. Ellas, con sugerentes vestidos de lino que visaban bañadores de diseño, pamelas, pareos y niños traviesos a los que les gustaba burlarse de los que, como nosotros, curioseaban a través de las alambradas y, de vez en cuando, recogÃan las pelotas de tenis que volaban sobre ella. Ahora, el tiempo ha cubierto de hierbajos esas pistas color ocre y teñido de lÃquenes las paredes blancas de unas casas descuidadas por un ritmo de vida insostenible.
Estaban los amigos de verano, los que volvÃan, no durante mucho tiempo, y los que no. Con estos últimos llegabas a intercambiar mensualmente cartas, hasta Navidad, una postal desde el siguiente destino estival y, con suerte, una última postal navideña al año siguiente.
Recuerdo cuándo uno de esos niños me preguntó a dónde Ãbamos de vacaciones. ¡Si vivÃamos muy cerca de la playa! Nosotros no nos Ãbamos de vacaciones, las vacaciones venÃan a nosotros –pensaba.
Vagábamos solos. No como ahora, acompañados de inseparables padres, celosos al máximo del cuidado y preocupados por impregnar hasta el último centÃmetro de piel con una crema de protección solar factor 50. Como mucho, eran las hermanas y hermanos mayores los que cargaban con todo el utillaje, mientras esperábamos en la playa a que llegasen nuestras madres. Los padres raras veces podÃan o sólo lo hacÃan los domingos, cuando nos acompañaba todo el utillaje para pasar el dÃa en la playa.
Una toalla a hombros era suficiente.
Si tuviese que pensar en un momento del verano me quedo con septiembre. Cuando el pueblo volvÃa a su ritmo (pausado) de vida habitual. Cuando las playas están vacÃas, sólo nosotros. Cuando el sol rojizo se oculta tras la sierra antes de las nueve y el momento de irse está marcado por un sol que se ha ido y una luz, salida de las entrañas del horizonte, que se proyecta directamente sobre un cielo muy azul.
Llegábamos a la playa por un pequeño atajo entre las plantaciones de maÃz y caminos de tierra. En la playa, todos éramos conocidos y reconocidos, no como ahora.
Helados Avidesa (de hielo y de dos sabores, fresa y naranja), Apolo y Sándwich Nata. Un polo de regado al descubrir la palabra “Mikopremio”. El Mikopete, el Drácula, Capitán Cola y los “cortes”. La serie de sobremesa, justo después del Telediario: “El gran héroe americano”, “El coche fantástico” y, por supuesto, “Verano Azul”. Las verbenas y los juegos con piñata y chocolate con churros. Una Miranda y un Chambourcy.
¡TenÃa que ser Cheiw!
Demasiados recuerdos. ¡Pero qué fácil es desempolvar de la memoria los recuerdos de un verano! Llega con pronunciar las palabras: sol o mar, mejor “mar”. La Mar, el mar.
También podrÃa sustituirse la cobertura de queso y vainilla por un sencillo glaseado hecho con un jarabe de azúcar y agua al 50%. Si aspecto será más parecido al de unas caracolas.
Si no se quiere que sobre podéis multiplicar las cantidades por 2/3 o, incluso, 1/3.
(1) En un cazo que pueda ir al fuego, echamos 35 gr. de azúcar (aproximadamente ½ del total) con la leche, la vainilla con las semillas, las pieles y la canela, si las usamos. Removemos un poco para que se disuelta el azúcar y dejamos que hierva. Cuando haya hervido retiramos del fuego y reservamos mientras preparamos el resto de la receta, asà cogerá más aroma.
Con un batidor de varillas batimos las (3) yemas con 30 gr. de azúcar y la maicena. Volvemos a templar la leche si ha quedado frÃa (opcional) y la colamos para que no tenga restos de sustancias sólidas (vainilla, naranja, canela, limón,….), vertiéndola poco a poco sobre la mezcla de yemas sin dejar de remover con un batidor manual de varillas.
(2) Se vuelve a llevar todo al fuego y, sin dejar de remover, esperamos a que espese. Cuando haya espesado la retiramos del calor. También podemos añadir un poco licor (ron, naranja, cereza,…).
Cuando la crema haya bajado de unos 50 º C, añadimos la mantequilla y removemos con unas varillas de mano para que se disuelva. Es importante que la crema no esté demasiado caliente para que la mantequilla no se funda y se separe la materia grasa, lo que queremos es que se integre en la crema.
La cubrimos con pelÃcula de cocina y, si no la vamos a usar de inmediato, reservamos en el frigorÃfico hasta el momento de su uso. Batimos un poco en el momento de usar si ha quedado demasiado densa.
(1) En un cuenco grande, en el que vayamos a amasar, disolvemos la levadura seca (podrÃa ser levadura fresca, entre 15-20 gr) con un poco de la leche. Removemos hasta que se disuelva y añadimos el resto de la leche.
Añadimos el huevo ligeramente batido (la mitad de uno grande), los polvos de pudding y la margarina. Mezclamos bien, a ser posible hasta que la margarina se haya disuelto (podemos añadirla después, con la primera mitad de harina). Añadimos mitad de la harina, mezclando con una cuchara de madera hasta que quede una pasta homogénea.
Añadimos la ralladura de naranja y la harina restante mezclada con el azúcar y la sal.
Mezclamos con una cuchara de madera hasta que se separe de las paredes (5-10 minutos, como mucho). La masa debe ser suave, blanda, pero nada pegajosa. Es mejor no añadir más harina. Si después de la fermentación queda muy blanda, la extenderemos sobre la superficie enharinada con un rodillo también ligeramente enharinado.
(2) Dejamos fermentar la masa hasta que doble su volumen. El tiempo necesario dependerá de la temperatura ambiental, pero tampoco es nada crÃtico en esta fase que fermente más tiempo del debido, pues romperemos la masa de nuevo. Suelo salir a correr un par de horas y seguir cuando vuelvo (casi dos horas y media).
Pasado el tiempo de fermentación, enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, asà como el rodillo. Extendemos en forma de rectángulo de unos 5 mm de espesor, como mucho, y, sobre ella, extendemos una fina capa de crema pastelera.
Troceamos unos orejones de albaricoque, unas uvas pasas sultanas (hidratas en ron) y/o naranja/frutas confitadas. Repartimos las frutas por la superficie de la masa y, sobre ella, rallamos un poco de naranja.
Con un cuchillo bien afilado, cortamos tiras a lo largo del rectángulo de unos 2 o 3 centÃmetros de espesor y enrollamos en forma de caracolas.
Si lo deseamos, podemos congelar la masa en ese momento y retirarlos unas tres o cuatro horas antes de hornear. Asà podremos tener a nuestra disposición unos bollos para cuando los deseemos y no tendremos que tomarlos todos de una vez. Este tipo de bollerÃa está mucho mejor recién horneada.
(3) Dejamos fermentar en lugar templado y sin corrientes (el horno a unos 30º C es una buena opción) hasta que haya doblado su volumen. Quizás en torno a una hora y media, dependiendo de las condiciones ambientales.
Precalentamos el horno a unos 180 ºC. Pintamos los rollitos con yema de huevo batida con media clara e introducimos en el horno caliente hasta que tenga un tono dorado y esté hecho. Entre 15-25 minutos, como mucho.
Retiramos del horno y cubrimos con el glaseado de queso y vainilla. También puede aplicarse un jarabe hecho con azúcar y agua a partes iguales. Yo prefiero la cobertura de queso y vainilla, no asà cuando preparo unas caracolas hojaldradas.
Cubrimos los rollitos una vez hayan salido del horno o estén templados.
Éste tipo de postres son mi pasión. Los de harina, azúcar y aromas.
Homemade
Rollito de masa dulce con aroma a vainilla, relleno de crema y frutas, con una deliciosa y sencilla cobertura de queso y vainilla. ¿Alguna mejor opción? En estos momentos de necesidad, no para mÃ. Afinando, quizás una de esas caracolas hojaldradas, mas, si en esta entrada me propusiese detallar esas largas recetas con eternas descripciones, es probable que me las pusieseis de sombrero.
Si no la ves desde el blog de pepinho, puedes ver la receta original pasa por http://www.pepinho.com. Ahora toca la opción más sencilla, rápida y deliciosa que se me pueda ocurrir (Perdón, también recuerdo una versión preparada con impulsor –polvos de hornear, “levadura” quÃmica– y queso. Sin esperas, mucho más rápida y también rica, pero quizás no tan aireada y jugosa –para mi gusto).
Es bastante común entre los que somos aficionados a la cocina poseer cierta obsesión por querer controlar todo el proceso de elaboración del plato, empezando por la materia prima y acabando con los detalles de presentación. Durante mucho tiempo también tuve cierta obcecación en controlar y participar al cien por cien en la obtención de cada uno de los ingredientes de un plato. PreferÃa hacer yo mismo los pralinés, los purés de frutas, las confituras y mermeladas, las mayonesas, los aromas, azúcar invertido, mantecas (a partir de un buen tocino), pasta filo… como si un plato perdiese autenticidad al añadir algún ingrediente que no fuese directamente preparado por mÃ.
Aun conservando muchos de esos hábitos, más en lo referente a masas o preparados de frutas, me he visto en la necesidad de claudicar y adquirir directamente algún tipo de preparado base, como un praliné, por ejemplo [“por ejemplo”, es una expresión que no me gusta nada, no sé por qué la he puesto (y no la he borrado)].
Hace algún tiempo que ya no preparo los pralinés, sobre todo desde el dÃa que rompà por segunda vez la unión plástica de la trituradora por exceso de uso, dureza y recalentamiento. Aun asÃ, sigo negándome a comprar masas congeladas (la diferencia de calidad me parece abismal) y los fondos de pescado o carne envasados sólo los uso en caso de absoluta necesidad (el congelador es el mejor lugar para conservar durante semanas un buen caldo casero).
Pero, ¿por qué no hacer uso de algún preparado en polvo para aromatizar una masa? Nunca (aunque lo haya hecho en mi adolescencia) [“nunca”, otra palabra que detesto], un “nunca” de boca pequeña, se me ocurrirÃa comprar un preparado para cocinar una crema pastelera, un flan o un pudin, bizcochos, coberturas…. Pero, como habÃa hecho en unas barras de vainilla del libro “Pasión por el chocolate”, pensé que no estarÃa mal hacer uso de ellas para aromatizar una masa, ayudando, además, a controlar la absorción de lÃquidos. No creo que sea una osadÃa, recuerdo haber leÃdo hace algún tiempo una idea muy similar para amasar algún tipo de bollerÃa, no podrÃa precisarlo con exactitud.
Por supuesto, también podrÃa usarse vainilla en rama (pulverizada), pero nunca (¿“nunca”?, “difÃcilmente”) conseguirÃamos que el aroma se repartiese de modo tan uniforme y que dicho sabor fuese tan apreciable.
Como relleno podrÃa haber usado el tradicional con mantequilla, nueces, azúcar y canela, incluso con chocolate o crema de praliné, pero me resultaba mucho más apetecible el tipo de relleno que acostumbro a emplear en las caracolas: crema pastelera a la vainilla y frutas (orejones, uvas pasas sultanas, ciruelas,…). Asà evitamos que la canela enmascare el sabor de la vainilla presente en la masa, incrementando su aroma y dándole mayor suavidad y esponjosidad al postre.
Como apasionado seguidor de la cobertura de queso y vainilla de los rollitos de canela, no me he atrevido a retirarla, aunque sé que también podrÃa ser una buena elección haber usado una fina capa de jarabe aromatizado con naranja o vainilla.
En la cocina, como en la vida, todo son opciones. No se trata de escoger la mejor, ni la que más nos guste. Por desgracia, (casi) siempre nos limitamos a elegir la que consideramos “la correcta”, ¿para quién? Ahà reside el dilema y la fuente de todos nuestros errores. Lo correcto, lo mejor o lo que deseamos casi nunca van de la mano. Yo me conformarÃa con “lo necesario”.
Verano
La brisa acaricia las cortinas, aliviando la sensación de bochorno. Niños correteando por la casa, esperando el momento en el que las campanadas del reloj de pared marquen el fin de la espera para poder salir a darse un baño en las frÃas aguas del Atlántico. De dos a tres horas. Unas toallas y poco más, quizás un cubo, una pala y un rastrillo. ¡Un rastrillo! Nunca le he encontrado utilidad. Extraño instrumento, tal vez heredado de los tiempos del libre marisqueo.
Las bolsas, apiladas en la puerta, esperan el momento.
Pesadas neveras plásticas repletas de refrescos y hielo. Ensaladilla rusa, mejor salpicón (para mà sin cebolla), tortilla (también sin cebolla) y empanada. Orvallos de último momento con recogidas apresuradas, resguardados bajo los pinos de un bosque solitario al lado de la playa. Caminos rosalianos entre el maÃz a medio crecer, moras y más moras. Improvisado columpio neumático atado con una grande y vieja cuerda (perdida por la marea) a la rama de un árbol que casi acaricia la arena y que, en época de mareas vivas, puede llegar a funcionar como improvisado trampolÃn. Digestiones eternas sin mÃnimas salpicaduras. Amigos y amores de verano. Conchas blancas sobre la fina arena. Baños en el agua revuelta y caldeada bajo una lluvia tormentosa. Juegos de verano. Despedidas.
Tiempo de ruptura. Cuando el dios de la Naturaleza, cansado y guasón, decidió romper el ritmo natural de la vida para juguetear con nosotros, dando un salto abrupto al equilibrio de una vida monótona y rutinaria.
Decidà llevarme un libro, esperando poder recuperar esos instantes de lectura de verano que desaparecieron cuando nació Teo. Sólo durante el viaje y en alguna noche de julio me fue posible avanzar en una lectura que me transportaba a aquellos dÃas de verano. El consciente y el subconsciente me conducen una y otra vez a decantarme por lecturas que remueven entre los recuerdos. Sé que nunca volveré a sentir, ¡a vivir!, aquellos veranos, la infancia, aunque quizás la lectura me ayude a revivirlos.
Para los melancólicos, el pasado es un refugio en el que protegerse del presente y, tal vez, de un futuro incierto pero predispuesto, sellado con sangre en una agenda de la que no eres el dueño.
El verano siempre me ha parecido un sueño irreal, de nuevos amigos que llegaban, de ritmos imposibles, de excesos,… de cansancio, de deseos de volver a la vida real. Cada vez más.
Para aquel niño era un despertar a la vida, a la sensualidad y, a veces, a la sexualidad.
En un pueblo pequeño con vistas al mar, de esos en los que nunca pasa nada, en los que parece que nunca pasa nada, porque suceden cosas que los niños somos incapaces de ver, el verano es como la llegada del circo. Veraneantes.
Llegaban los del camping, algunos con caravanas y sillas de aluminio con lonas de franjas blanquiazules. Los de alquiler, familias que llegaban en coches con baca y maleteros llenos. La misteriosa burguesÃa, los de los chalets pintados en blanco y piedra. Ellas, con sugerentes vestidos de lino que visaban bañadores de diseño, pamelas, pareos y niños traviesos a los que les gustaba burlarse de los que, como nosotros, curioseaban a través de las alambradas y, de vez en cuando, recogÃan las pelotas de tenis que volaban sobre ella. Ahora, el tiempo ha cubierto de hierbajos esas pistas color ocre y teñido de lÃquenes las paredes blancas de unas casas descuidadas por un ritmo de vida insostenible.
Estaban los amigos de verano, los que volvÃan, no durante mucho tiempo, y los que no. Con estos últimos llegabas a intercambiar mensualmente cartas, hasta Navidad, una postal desde el siguiente destino estival y, con suerte, una última postal navideña al año siguiente.
Recuerdo cuándo uno de esos niños me preguntó a dónde Ãbamos de vacaciones. ¡Si vivÃamos muy cerca de la playa! Nosotros no nos Ãbamos de vacaciones, las vacaciones venÃan a nosotros –pensaba.
Vagábamos solos. No como ahora, acompañados de inseparables padres, celosos al máximo del cuidado y preocupados por impregnar hasta el último centÃmetro de piel con una crema de protección solar factor 50. Como mucho, eran las hermanas y hermanos mayores los que cargaban con todo el utillaje, mientras esperábamos en la playa a que llegasen nuestras madres. Los padres raras veces podÃan o sólo lo hacÃan los domingos, cuando nos acompañaba todo el utillaje para pasar el dÃa en la playa.
Una toalla a hombros era suficiente.
Si tuviese que pensar en un momento del verano me quedo con septiembre. Cuando el pueblo volvÃa a su ritmo (pausado) de vida habitual. Cuando las playas están vacÃas, sólo nosotros. Cuando el sol rojizo se oculta tras la sierra antes de las nueve y el momento de irse está marcado por un sol que se ha ido y una luz, salida de las entrañas del horizonte, que se proyecta directamente sobre un cielo muy azul.
Llegábamos a la playa por un pequeño atajo entre las plantaciones de maÃz y caminos de tierra. En la playa, todos éramos conocidos y reconocidos, no como ahora.
Helados Avidesa (de hielo y de dos sabores, fresa y naranja), Apolo y Sándwich Nata. Un polo de regado al descubrir la palabra “Mikopremio”. El Mikopete, el Drácula, Capitán Cola y los “cortes”. La serie de sobremesa, justo después del Telediario: “El gran héroe americano”, “El coche fantástico” y, por supuesto, “Verano Azul”. Las verbenas y los juegos con piñata y chocolate con churros. Una Miranda y un Chambourcy.
¡TenÃa que ser Cheiw!
Demasiados recuerdos. ¡Pero qué fácil es desempolvar de la memoria los recuerdos de un verano! Llega con pronunciar las palabras: sol o mar, mejor “mar”. La Mar, el mar.
Rollitos de vainilla y crema
Como relleno, como sustituto de una crema pastelera puede optarse por el tradicional con sabor a canela: 70 gr. de azúcar moreno, 5 gr. de canela molida, 40 gr. de nueces o pecanas y la cantidad necesaria de mantequilla para pintar, unos 30 gr. Personalmente, prefiero la crema.También podrÃa sustituirse la cobertura de queso y vainilla por un sencillo glaseado hecho con un jarabe de azúcar y agua al 50%. Si aspecto será más parecido al de unas caracolas.
Crema pastelera
Sobrará, pero se me ocurren muchas cosas que hacer con la sobrante: freÃrla (rebozada), rellanar algún hojaldre, gratinarla con caramelo como una crema catalana, reservarla para preparar una crema muselina, unas cañitas con hojaldre frito, petit choux…Si no se quiere que sobre podéis multiplicar las cantidades por 2/3 o, incluso, 1/3.
- 250 gr. de leche entera [*].
- 20 gr. de maicena (harina refinada de maÃz, almidón).
- 65 gr. de azúcar (35 + 30).
- 60 gr. de yemas de huevo (3 unidades).
- Una o media vaina de vainilla cortada longitudinalmente y con las semillas extraÃdas.
- Piel de naranja y/o piel de limón (sin parte blanca)
- 25 gr. de mantequilla.
- Para relleno: frutas confitadas, orejones de albaricoque y/o ciruelas secas.
(1) En un cazo que pueda ir al fuego, echamos 35 gr. de azúcar (aproximadamente ½ del total) con la leche, la vainilla con las semillas, las pieles y la canela, si las usamos. Removemos un poco para que se disuelta el azúcar y dejamos que hierva. Cuando haya hervido retiramos del fuego y reservamos mientras preparamos el resto de la receta, asà cogerá más aroma.
Con un batidor de varillas batimos las (3) yemas con 30 gr. de azúcar y la maicena. Volvemos a templar la leche si ha quedado frÃa (opcional) y la colamos para que no tenga restos de sustancias sólidas (vainilla, naranja, canela, limón,….), vertiéndola poco a poco sobre la mezcla de yemas sin dejar de remover con un batidor manual de varillas.
(2) Se vuelve a llevar todo al fuego y, sin dejar de remover, esperamos a que espese. Cuando haya espesado la retiramos del calor. También podemos añadir un poco licor (ron, naranja, cereza,…).
Cuando la crema haya bajado de unos 50 º C, añadimos la mantequilla y removemos con unas varillas de mano para que se disuelva. Es importante que la crema no esté demasiado caliente para que la mantequilla no se funda y se separe la materia grasa, lo que queremos es que se integre en la crema.
La cubrimos con pelÃcula de cocina y, si no la vamos a usar de inmediato, reservamos en el frigorÃfico hasta el momento de su uso. Batimos un poco en el momento de usar si ha quedado demasiado densa.
Masa de los rollitos
- 1 sobre de levadura seca de panaderÃa (4,5 gr.)
- 150 ml. de leche entera (no frÃa).
- 30 gr. de huevo (semibatido).
- 25 gr. de polvos para pudding/flan con sabor a vainilla.
- 25-30 gr. de margarina (o mantequilla a punto pomada)
- 1 cucharada de té de sal (6 gr)
- 35 gr. de azúcar.
- 275 gr. de harina de fuerza (de pan).
- Ralladura de naranja.
(1) En un cuenco grande, en el que vayamos a amasar, disolvemos la levadura seca (podrÃa ser levadura fresca, entre 15-20 gr) con un poco de la leche. Removemos hasta que se disuelva y añadimos el resto de la leche.
Añadimos el huevo ligeramente batido (la mitad de uno grande), los polvos de pudding y la margarina. Mezclamos bien, a ser posible hasta que la margarina se haya disuelto (podemos añadirla después, con la primera mitad de harina). Añadimos mitad de la harina, mezclando con una cuchara de madera hasta que quede una pasta homogénea.
Añadimos la ralladura de naranja y la harina restante mezclada con el azúcar y la sal.
Mezclamos con una cuchara de madera hasta que se separe de las paredes (5-10 minutos, como mucho). La masa debe ser suave, blanda, pero nada pegajosa. Es mejor no añadir más harina. Si después de la fermentación queda muy blanda, la extenderemos sobre la superficie enharinada con un rodillo también ligeramente enharinado.
(2) Dejamos fermentar la masa hasta que doble su volumen. El tiempo necesario dependerá de la temperatura ambiental, pero tampoco es nada crÃtico en esta fase que fermente más tiempo del debido, pues romperemos la masa de nuevo. Suelo salir a correr un par de horas y seguir cuando vuelvo (casi dos horas y media).
Pasado el tiempo de fermentación, enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, asà como el rodillo. Extendemos en forma de rectángulo de unos 5 mm de espesor, como mucho, y, sobre ella, extendemos una fina capa de crema pastelera.
Troceamos unos orejones de albaricoque, unas uvas pasas sultanas (hidratas en ron) y/o naranja/frutas confitadas. Repartimos las frutas por la superficie de la masa y, sobre ella, rallamos un poco de naranja.
Con un cuchillo bien afilado, cortamos tiras a lo largo del rectángulo de unos 2 o 3 centÃmetros de espesor y enrollamos en forma de caracolas.
Si lo deseamos, podemos congelar la masa en ese momento y retirarlos unas tres o cuatro horas antes de hornear. Asà podremos tener a nuestra disposición unos bollos para cuando los deseemos y no tendremos que tomarlos todos de una vez. Este tipo de bollerÃa está mucho mejor recién horneada.
(3) Dejamos fermentar en lugar templado y sin corrientes (el horno a unos 30º C es una buena opción) hasta que haya doblado su volumen. Quizás en torno a una hora y media, dependiendo de las condiciones ambientales.
Precalentamos el horno a unos 180 ºC. Pintamos los rollitos con yema de huevo batida con media clara e introducimos en el horno caliente hasta que tenga un tono dorado y esté hecho. Entre 15-25 minutos, como mucho.
Retiramos del horno y cubrimos con el glaseado de queso y vainilla. También puede aplicarse un jarabe hecho con azúcar y agua a partes iguales. Yo prefiero la cobertura de queso y vainilla, no asà cuando preparo unas caracolas hojaldradas.
Cobertura de queso y vainilla
- 55 gr. de queso crema.
- 30 gr. de margarina vegetal.
- 65 gr. de azúcar polvo.
- 1 cucharada de zumo de naranja.
- 5 ml. de esencia de vainilla.
Cubrimos los rollitos una vez hayan salido del horno o estén templados.
Éste tipo de postres son mi pasión. Los de harina, azúcar y aromas.
Tal vez por ser/estar/sentir/vivir la misma identidad cultural, entiendo lo que dices.
ResponderEliminarLos cortes......los sandwich, los Avidesa, sus bombones de palo eran los más sabrosos para mi.
Los campos de maÃz han despertado siempre en mi ganas de...... algo inconfesable.
Me han entrado ganas de hacer estos rollos. Sobretodo ahora que no está el celÃaco en casa. Tal vez caigan mañana. Eso que yo lo de los tiempos de espera de las masas lo llevo fatal. Menos el del roscón que no me importa esperar las 8 horas.
Creo que eres afortunado en recuerdos. Nunca pienses que volver al pasado es un escapar del presente o del futuro.
El pasado somos nosotros.
Muacs dulces llenos de ganas de nada.
Buenos dÃas Pepihno!
ResponderEliminarJusto entro a mirar qué tienes de tartas para hacer alguna novedad aprovechando limones que tengo, y veo tu receta tempranera de hoy.
Y como estoy metiéndome, gracias a tÃ, en el mundo de la bollerÃa -los bollos de leche y los de Chelsea riquÃsimos-, y veo esta maravilla de hoy, serán los próximos bollos que haga, aparte de la tarta, entre hoy y mañana.
Una pregunta: puedo sustituir los polvos para pudding o flan por azúcar vainillado?
Un saludo cariñoso y muy buen dÃa te deseo.
Deliciosos esos bollos... huelen hasta aqui!
ResponderEliminarLo de ir acompañado a la playa, por el contrario,nosotros Ãbamos casi casi hasta con escolta... , era espantoso la de "vigilantes" que nos ponÃan. Me sentà liberada cuando ya con 15 años podÃa bajar a la playa sola.
Los recuerdos con la edad se distorsionan o se adaptan al tiempo en el que vives. Quedan olores que te hacen volver al pasado. Los sabores también. Hace poco, compré quisquillas y el sabor me vino a la infancia. Las cogÃamos en la playa de Balarés (Ponteceso)con las manos y cubos. Hoy dÃa eso es impensable.
Enhorabuena pues intuyo un buen estado de ánimo. Good for you!
Bertita, dáte otro chapuzón de esos...donde yo me siento plena plena!
Curri
Hola otra vez.
ResponderEliminarPepihno, no hace falta que me contestes a mi pregunta anterior.
Ya he visto que esta mañana estaba un poco espesa. Porque...qué tendrá que ver el polvo para flanes con el azúcar vainillado? Vamos, que como un huevo y una castaña. Asà que gracias, salgo a comprar el flan.
Besos.
Lo que más me interesa son esos recuerdos del verano. “Mi pueblo” ha cambiado mucho, demasiado, ya no se reconoce. Entonces Ãbamos a la playa por caminos de tierra, ahora son avenidas de dos (o cuatro) carriles.
ResponderEliminarUna de las cosas que más me gustaba era, a la vuelta, recoger moras y después preparar mermeladas. ¡¡¡¡Perfecto!!!! Eso me ha recordado que puedo salir (si Teo lo permite) a recoger unas moras para una blog-entrada rápida y rica), quizás.
Los helados de Avidesa eran deliciosos. No hay mejores helados que los levantinos (no precisaré más). TenÃan unos de hielo de dos sabores que estaban deliciosos.
Como dice O.: el Drácula, el Colajet,…)
Te has respondido, pero lo sustituirÃa por vainilla en polvo. El problema es controlar la cantidad de lÃquidos, pues cambia la capacidad de absorción de la masa…
Entonces, Curri, eras de los de la burguesÃa, la misteriosa. Yo era como el Pancho de Verano Azul, ¡no!, ¡como el Pancho no! A ver que se me ocurre. Como Max Morden de “El mar” con una pizca del protagonista de "Verano del 42" seducido por la sonrisa (y no sólo sonrisa) de Jennifer O'Neill. Como los despertares sexuales de “Los juncos salvajes” llevando la vida del chico (de final trágico) de “Un verano en Luisiana”… El niño que ya estaba allÃ.
¡Es tarde! UN BESO!!!!!
hélà s! Oui!! Pero tú lo has dicho : ERA.
ResponderEliminarBesos compartidos para la nadadora de esa playa mágica y para el recogedor de moras. Yo empezaba la temporada apartir del 25 de Agosto. Todos los Septiembres tocaba mermelada y jalea.
Curri
Gracias Curri. Mis veranos eran barbanzianos. A las 10 habÃa que regresar a casa hasta las 11 porque salÃan los sanjuanes (bichos asquerosos).
ResponderEliminarCurri, esta nadadora recibÃa casi todos los dÃas tremenda bronca porque se ponÃa a nadar hasta llegar a las bateas y no era consciente de que a sus padres les molestaba (como era la mediana no reparaban mucho en mi al mismo tiempo que confiaban en mi y mi espÃritu libre).
Hoy en dÃa tampoco me dejan alejarme mucho. Saben que puedo coger mar y no regresar.
Y las pipas? Pepe, tú comÃas más pipas en verano también?. Yo no sé por qué pero en casa pipas y cacahuetes eran los snacks preferidos del verano junto con los caramujos.
No sigo que voy a echar lagrimillas y todo y me pongo muy tonta cuando lloro.
Muacs dulces con ganas de escapar!
Hola a todos, riquÃsimos los rollitos caen fijo que es poco rato de horno y me rechiflan este tipo de bollos al igual que los fritos son mi pasión.
ResponderEliminarBerta yo ya he soldado alguna lagrimilla de nostalgia, recuerdos y de mucho cariño muchÃsimo los veranos rodeados de familia hermanos, padres, primos, tÃos, abuelos, eramos muchÃsimos y muy unidos, no tengo ni un solo recuerdo malo o regular, o no ocurrió o lo guardé en "mi trastero".
Recuerdo sentirme bien, feliz, rodeada de cariño de mucha diversión, aventura todo era mágico de niña y después más mayor los veranos eran largas despedidas con las amigas del colegio, y los primeros amores, los primeros besos, descubrir la sensualidad y la sexualidad del verano y creer que la vida es maravillosa y que durara para siempre.
Quiero volver a enamorarme, mejor dicho, quiero que de una puñetera vez alguien se enamore de mi,que ya me toca, leche.
Besos a todos, y los que disfrutaÃs de la playa daros un paseo tempranero y un chapuzón por mÃ.
Besos sonoros a todos
Se me olvido las pipas eran un imprescindible q las tardes eran tan largas terminar con los labios y lengua destrozaos, mi polo favorito el drácula o el popeye de limon.
ResponderEliminarCurri enséñame a hacer merengue es lo q mas me gusta del mundo mundial y despues las bambas de nata
Desde el móvil. ..
ResponderEliminar¿pipas? Todos menos yo. Una catástrofe, no sé comer pipas. Pringo las manos con saliva. Lo confieso, tampoco sé hacer globos de chicle ni patinar (aunque sé andar con zancos).
Sà a los "caramuxos" (bÃgaros?, minchas...). Precisamente hoy hablaba con mi madre por teléfono sobre ello, que ya no quedan de esos negros ni cornetas. .. sólo una especie invasora que llaman... no me acuerdo.
¡Qué difÃcil es escribir desde el móvil!
Mil besos
Una catástrofe!! Jajaha. La segunda parte del mensaje esta en clave gallega? No he entendido nada!. Besos de fiebre, paracetamol e ibuprofeno , todo ello "regado" por grandes sudadas. Q bien coger virus en verano... Xdfgvfdfssfcd!!!. Ayer solo comi medio Colajet y bebi, bebÃ, bebÃ. Hoy pinta igual. Ays, blandita q estoy. O.
ResponderEliminarO, bÃgaros, caramuxos, son esos caracolillos pegados a las rocas en las playas del Cantábrico. En el Mediterraneo también los hay pero son de distinto color. Cuidate esa gripe porque ya sabes como se puso nuestra amiga B...! y menos mal que ahora se está cruzando las rias cual David Meca, para envidia de muchas...!
ResponderEliminarPaloma, los merengues, como bien ha dicho muchas veces nuestro anfitrión, es muy fácil de hacer, la primera parte. La complicada es el horneado! ya sabes hay 3 tipos de merengues: el italiano (el que usa P para los postres de cÃtricos), el suizo, que sirve igual que el italiano, y el francés
que es el que se hornea para Pavlovas o merenguitos de esos pequeños para hacer un "Eton Mess" o para rellenar con Dulce de leche etc. El problema siempre es el horneado. Yo cocino en 3 hornos diferentes, dependiendo donde me encuentre, y cada uno es un mundo. Sà que he descubierto para mis Pavlovas ,que cuánto más protección le ponga en el bajo horno (i.e. bandeja de horno cubierta de albal, debajo de la otra bandeja que sujeta la de la Pavlova) sale con los resultado que se quieren. Es decir crujiente por fuera y por dentro, crudito. Pero no siempre se logra. O se hace todo muy seco o tiene poca cocción. Hay que hacer muchos merengues para conocer a tú horno y lograr los resultados positivos.
Hay ese merengue, que es el que venden en las tiendas en cápsulas de magdalenas, que estoy convencida lo hacen con merengue suizo, para evitar luego posteriores problemas, el horno, supongo que muy fuerte al principio -10 mnts más o menos-, y luego los 20 mnts restantes, en horno muy muy flojito. Esa es la teorÃa pero no siempre se logra lo que se quiere.
Es una frustración, yo creo que en las tiendas utilizan estabilizadores y conservantes, creo ese es el truco, eso creo.
Yo hago, y es un éxito en casa, un rollo de merengue, como un brazo gitano. Es fácilisimo de hacer. Y lo hago con el francés, ni siquiera el italiano o el suizo. Lo relleno de Mascarpone y frambuesas. Ah! pero los mejores resultados es en Madrid. Si estoy en la Costa... el horneado cambia absolútamente.
Estas son mis experiencias, pero El Maestro P, que corrija o añada lo que crea conveniente.
A titulo confidencial, siempre he dicho, que la mejor manera de aprender los trucos es mirando como lo hacen, en vivo y en directo, pues bien, con una amiga de allende los mares, utilicé el Skype y ella logró hacer el rollo del merengue!
FelÃz FdeS, yo regresaré al otro lado, más compras de utensilios...!
Curri
Rápido, que tengo a Teo en pijama...
ResponderEliminar;-)
Tengo ganas de publicar un merengue... Curri es una apasionada. Empezaré con uno fácil.
La mejor forma es hornearlo (el francés) a baja temperatura, 90-100 º C durante unos 2 a 3 horas, dependiendo del tamaño. Incluso queda mejor si se ponen durante los primeros 8 minutos a unos 150 ºC. Todo es una cuestión de gustos.
Feliz dÃa.
Mira que tenéis paciencia. Dos o tres horas para el merengue!! No puedo, no puedo. Yo soy de cosas que se hagan rapiditas para comerlas instantáneas. ayer hice unas galletas de mandarina y me las iba comiendo nada más salÃan del horno. No tengo paciencia. Soy culo inquieto, jaja.
ResponderEliminarApuesto porque P nos haga un merengue paso a paso. Reto total, con fotos paso a paso y si, entre medias, sale a correr, pues que ponga fotos de la carrerita también. Cuando se hace un paso a paso deberÃa ser un paso a paso a paso.
Pepe, hay pipas peladas. Claro que no es lo mismo. Pero me ha enternecido la imagen de un chico empeñado en abrir la cáscara y babearse todiño. Mencanta!!
Muacs dulces llenos de pereza y trufa cocida.
Mira que tenéis paciencia. Dos o tres horas para el merengue!! No puedo, no puedo. Yo soy de cosas que se hagan rapiditas para comerlas instantáneas. ayer hice unas galletas de mandarina y me las iba comiendo nada más salÃan del horno. No tengo paciencia. Soy culo inquieto, jaja.
ResponderEliminarApuesto porque P nos haga un merengue paso a paso. Reto total, con fotos paso a paso y si, entre medias, sale a correr, pues que ponga fotos de la carrerita también. Cuando se hace un paso a paso deberÃa ser un paso a paso a paso.
Pepe, hay pipas peladas. Claro que no es lo mismo. Pero me ha enternecido la imagen de un chico empeñado en abrir la cáscara y babearse todiño. Mencanta!!
Muacs dulces llenos de pereza y trufa cocida.
Solo paso a saludar :) y a decir que me alegro de leeros a tod@s. :) Cuantos recuerdos a leeros de mis veranos de niña.
ResponderEliminarUn abrazo a tod@s y feliz fin de semana.
P.d: Que buena pinta que tienen esos rollitos!!!!, eres un artista :). Yo no acierto con ninguna masa, lo intento una y otra vez y no consigo acertar.
SÃ, he repetido por pesada. Lo siento. P dále al delete.
ResponderEliminarCurri yo quiero verte por Skype merenguear!!!
B, cuando quieras skypeamos... ya te buscaré.
ResponderEliminarEl merengue francés si lo quieres para merengues duros.. Berta "am afraid" que debes esperar hasta una noche....yo a veces los dejo en el horno apagado toda la noche. Quedan blanquitos y sequitos. Si es para Pavlova, entonces las 2/3 hras que dice Pepe.
Si es para mi rollo, entonces máximo 40 mnts para que quede la corteza crujiente y el interior "moelleux", no me sale la palabra. Pero para hacerlo, hay que skypear, pues tiene su truquillo. Queda espectacular.
Y para esos merengues de las pastelerÃas, en Madrid ya no los encuentro, pero sà en Pontevedra, Capri creo, esos yo insisto es el merengue suizo, el del almibar y las claras cocidas al Baño Mª. Porque dura varios dÃas sin que gotee. Es posible tenga un horneado a 90º un par de horas.
B, si esperas varias horas para un pulpiño, ¿cómo no vas a esperar para un merengue?.
Pepe, no soy solamente apasionada del merengue, soy obsesa. Pero llevo años y años, y los que me conocen, siempre me asocian al Merengue en todas sus versiones.
EstarÃa bueno, un monográfico del merengue en todas sus versiones y todas/os haciendo comentarios. Bieeen.
Besos a todos y ya cruzo la frontera.
C
Hola, gracias Curri por tus consejos lo q me gustaria aprende a hacer son los merenguitos esa delicia q tomaba cuando mi padre nos llevaba los domingos a una pasteleria aqui en Madrid y los cinco con las caras pegadas al cristal podiamos elegir, yo siempre el merengue blanco, una delicia. No me importan las horas de horneado aunque me queme la nariz. Maestro por favor
ResponderEliminarOlga espero q estes mejor. Que pase pronto.
Mariluz besazos a montones
Berta mas besazos
A todos q paseis un finde estupendo. Yo por fin ya de vacas y este finde celebro mi cumple con mis hijos hermanas sobrinos... Son mi mejor regalo mi familia.
Gracias por estar. Gracias Pepe
pero che que ricos bollitos, (ha asà dicen los argentinos y me me ha parecido perfecto) adoro estos rollitos, bollitos o que se yo, más que recuerdos de verano (también tengo por supuesto y son con el mar vengo de una zona con mar) pero los mejores son con mi abuelita Chela, Ãbamos de compra y de regreso a la casa pasábamos a una PastelerÃa maravillosa (allá donde nacÃ) y la abuelita me daba a elegir ha! uno de estos era a veces mi escogido, creo que nunca los he hecho tengo que hacerlos!!
ResponderEliminarmi abuelita cocinaba maravilloso (como mi mamá y mi abuela española) pero además en ese tiempo si se compraba en una pastelerÃa era maravillosamente caseo, por lo menos allá.
que de recuerdos!
Una entrada preciosa. besos a tods y especiales a teo y pepino:)))
Gloria en tu magnifico blog te quedarian de lujo. Que razon tienes antes en las pastelerias se compraba todo hecho del dia ahora todo precocinado y congelado hasta encontrar una barra de pan decente es dificil y se paga mas de lo cuesta por ser artesano y fresco, nos hemos perdido.
ResponderEliminarPaloma, feliz cumpleaños, espero que lo pases genial y con el mejor regalo como dices tú ...disfruta mucho de las vacaciones.
ResponderEliminarDeseando ver los merengues de tod@s y me alegro de leeros.
Besos a tod@s desde este rincón hoy de noche veraniega y fresca, que gusto da estar en el balcón ahora :)
Buenos dias!!!! Gracias Mariluz yo tengo recien salidos del horno los rollitos y huele la casa a gloria hasta los perros estan desmayaos jaja los deje preparados anoche me desperte a las 5!!!!!!! Y a preparar la tarta d lima limon.
ResponderEliminarCon las explicaciones de Pepe sale todo perfect!!!
Cuando vea las caras de satisfaccion de los mios me acordare de vosotros
besos
Felicidades!!!!!!
Eliminar¡Que tengas un feliz dÃa!
Un beso desde A Illa de Arousa ;-)
Justo ayer me enteré que este lunes la vuelta pasa por A Illa, justo delante de la casa de Pepinho y de Pepiño... Lo llego a saber y les dejaba un puesto de dulces para reponer fuerzas y un mensaje para mis amig@s.
ResponderEliminarComo siga esta "nortada" se van a enterar cómo cruzar el puente puede ser más duro que subir los Alpes.
Por suerte, mañana estoy de vuelta, no de "vuelta".
Feliz domingo.
PD: ni me he enterado del choco del Colajet. Tendré que tomarme otro con más calma. O ;-)
Gracias Paloma, besos a todos!!
ResponderEliminarEstaba pensando cuando los haga por supuesto que los publicaré, besos
Engordo con tan solo leerlo pero ahora que se termina el verano...
ResponderEliminarBesos,
Andrea
se ve deliciosa .Gracias por esta receta
ResponderEliminarHe pasado una semana deliciosa relax y disfrutar. Me queda otra para hacer limpia de casa gorda para mi el año comienza con el curso escolar.
ResponderEliminarPepe q te duermes en los laureles!!
Besos y mas comunicacion entre todos hace falta
nice post and page
ResponderEliminardelicious like this
ResponderEliminarCuanto silencio!!!, me imagino que es la vuelta al cole o que estáis tod@s tomando a "relaxing cup of café con leche in plaza mayor" ;P ;D, esta será sin duda la frase de este otoño.
ResponderEliminarBueno, independientemente de lo que esté haciendo cada un@ de vosotr@s, espero que todo esté bien.
Un abrazo a tod@s. :)
P.d: Pepe, se te ocurre algún dulce que pegue para una fiesta inspirada en " El Gran Gatsby"? Besos. :)
Hoy bajando por Romero Donallo tenÃa delante: Autobuses de Calo! Vaya, ¿ahora dispones de tu propia compañia de buses?
ResponderEliminarAguieira me espera, o xoves e o venres!
Mañana cumple B. Desde aquà Feliz cumple de ...y tantos!
Curri
Hola, como siempre perfectas me han quedado buenisimas incluso despues de congelar, muchas grcias por tu tiempo y tus recetas. Ester
ResponderEliminarMuy buenas noches a todos. Pepihno, los muffins de fruta riquÃsimos. Y también los brioches con frutas confitadas....TodavÃa no he hecho nada tuyo que no salga excelente. Gracias de nuevo por existir!
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir esta riquÃsima receta, es de los bollos más tiernos y ricos que he comido... Cris.
ResponderEliminarEl arte casero y realizar dulces y galletas artesanales especiales con amor para compartir y degustar en los mejores eventos familiares y disfrutarlos con la familia y amigos.
ResponderEliminarY como estoy metiéndome, gracias a tÃ, en el mundo de la bollerÃa -los bollos de leche y los de Chelsea riquÃsimos-, y veo esta maravilla de hoy, serán los próximos bollos que haga, aparte de la tarta, entre hoy y mañana.
ResponderEliminarUna pregunta: puedo sustituir los polvos para pudding o flan por azúcar vainillado?
aparte de la tarta, entre hoy y mañana.
ResponderEliminarUna pregunta: puedo sustituir los polvos para pudding o flan por azúcar vainillado?
Un saludo cariñoso y muy buen dÃa te deseo.